Kenny Wells es un fracasado hombre de negocios reconvertido en un moderno explorador, desesperado por tener un golpe de suerte. En un último esfuerzo, Wells se asocia con un geólogo, con la misma poca fortuna, para ejecutar un plan tan descabellado como grandioso: encontrar oro en las profundidades de la inexplorada jungla de Indonesia.
Hace tiempo que Matthew McConaughey abandonó el camino fácil, repleto de comedias fallidas que le dieron fama y dinero, pero hundieron su prestigio hasta hacernos creer que sus primeros trabajos fueron espejismos en el desierto.
Por suerte para todos, el actor dio un golpe de timón en ‘Mud’ y, desde entonces, mejora con cada nuevo título.
En ‘GOLD’ se convierte en el principal atractivo de la cinta, transformándose a todos los niveles para alumbrar un carismático personaje del que es difícil apartar la mirada.
Sin embargo, que lo nuevo de Stephen Gaghan pasara sin pena ni gloria en el camino hacia los Oscar, cobra pleno sentido por una sencilla razón: ‘GOLD’ no está a la altura de su protagonista.
Lo que podría haber sido una fascinante historia de estafadores y estafados (¿o no?), se convierte en un trámite anclado en la fórmula, sin riesgo ni energía.
En cuanto McConaughey sale de plano, resulta difícil implicarse, aguardando hasta el próximo arranque de genio del actor, insuficiente al final, al ser el único que soporta la carga y lustra la función.
Con todos los ingredientes para ser el nuevo ‘Lobo de Wall Street’, ni Stephen Gaghan es Martin Scorsese ni Edgar Ramírez Jonah Hill. Hasta Bryce Dallas Howard, casi siempre una apuesta segura, apenas pasa del notable cambio físico.
El despiporre se cuenta, pero no se ve con la contundencia del absurdo de aquello que nos cegó, nos ciega y nos cegará por siempre jamás: el poder idiotizador del dinero, maximizado en una época donde los Estados Unidos se comportaban como yonquis adictos a creerse, contra viento y marea, su falaz sueño americano.
Hay oro aquí, sin duda. Pero está tan tratado con sal gorda que, al final, sin el concurso del gran Matthew… no alcanzaría ni el aprobado.
Lo mejor: Matthew McConaughey y su enésima transformación.
Lo peor: el resto rezuma mediocre comodidad.