En las altas esferas del mundo político y empresarial, Elizabeth Sloane tiene una reputación formidable. Conocida por su astucia y sus éxitos sin parangón, siempre ha hecho lo que fuera necesario para ganar. Pero cuando se enfrenta al oponente más poderoso de su carrera, se da cuenta de que la victoria puede tener un precio demasiado alto.
En unos tiempos tan volátiles como los que tocan vivir en la actualidad, contar una historia en la que una heroína sin escrúpulos es capaz de llevarse por delante a políticos influyentes es un acto de valentía. De hecho, es extraño no ver en la cabecera de la película membrete alguno de las casas más influyentes de súper-héroes. Claro, no lleva antifaz, aunque ella vista con exquisita elegancia.
Mostrar a una mujer que destaca por su inteligencia también es de alabar. Por desgracia estamos tan acostumbrados al papel «florero» de muchas versiones femeninas en la gran pantalla, que puede impactar el trabajo de Jessica Chastain (‘La cumbre escarlata’, ‘Marte’, ‘Interestellar’) como Elizabeth Sloane. La influencia de su trabajo como «lobby» consiste en lograr aquello de las altas esferas políticas y económicas para lo que ha sido contratada. Y no precisamente por su belleza, que lo es, sino por una inteligencia fría, distante y calculadora, que conlleva que falten horas para maquinar en su cabeza a las 24 que tiene el día. Pero ser tan eficaz en su labor exige un precio demasiado alto como es prescindir de su propia vida. Y aquí radica lo grandioso de este personaje y de su interpretación. Una bellísima mujer eclipsada por una inteligencia que va por delante de los demás, manipulando un mundo en el que profesional y extra-profesionalmente hablando se devoran unos a otros con suma facilidad. En definitiva es una versión más ambiciosa de la Bella y la Bestia en la que ambos personajes los interpreta la misma actriz, y además esta particular bestia devora sin escrúpulos a la bella.
En este juego argumental contrario a la campaña de venta de armas dirigido a las madres de América que salpicará a gobernantes corruptos, el papel coprotagonista de Mark Strong (‘Kingsman: Servicio secreto’, ‘El topo’) sirve para aportar sensatez, si cabe, ante tal desfile de amenazas, estorsiones, vicios en las que se mueve la casi enfermiza señorita Sloane.
El director John Madden (‘Shakespeare in love’, ‘El exótico Hotel Marigold’) dirige este enjambre de especuladores con gran soltura, en el que también figuran los veteranos Sam Waterston y John Ligthgow. Y para ello se apoya en el efectivo guión original de Jonathan Perera que busca en todo momento jugar con el espectador, con la misma destreza que el maestro Grisham en sus novelas.
‘El caso Sloane’ viene a ser un título imprescindible en este curioso género de lobbies influyentes, políticos ambiciosos y periodistas agazapados, como en su momento pudieron ser ‘El jurado’, ‘El dilema’, o la más reciente ‘Spotlight’. Y una de sus mejores bazas reside en que tal ausencia de escrúpulos calce tacones de aguja.
Lo mejor: la impecable actuación de Jessica Chastain y cómo mantiene el tipo en pantalla. Si Julia Roberts se ganó el apodo de «la novia de América» por ‘Erin Brockovich’, la Chastain se merece por lo menos el de «princesa de América».
Lo peor: que al ser «ficción» se echa de menos una pequeña dosis de denuncia político-social, quedando un tanto aséptica en el buen regusto que deja.
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