Catorce años después del experimento científico que originó una especie de simios inteligentes por un virus que estuvo a punto de erradicar la raza humana, los pocos supervivientes inmunes a la «gripe simia» luchan por coexistir en una frágil paz. Entre las revueltas entre pacifistas y beligerantes, César, el líder de los simios, intenta restaurar el orden.
Ahora, los simios han evolucionado rápidamente en un mundo que hierve de ira y diferencias a medida que la batalla entre simios y humanos se dirige hacia el fin. Sólo puede quedar un bando. Es el momento crucial que determinará el destino de la civilización humana. César debe garantizar la supervivencia de su joven comunidad con un nuevo hogar, mientras en su interior se desata una guerra entre su creencia en la familia y el honor, y la seducción de la venganza.
La fanfarria de la Fox interpretada a golpe de tambor tribal es el anticipo de lo que ha de venir. El final de una excelente trilogía que muestra la idea de un planeta dominado por monos frente al repulsivo afán de dominación propio de los humanos.
Aunque quede «muy, muy lejana» la idea de los viajes en el espacio-tiempo para aterrizar en un siniestro planeta dominado por una completa jerarquía de simios, esta nueva versión aporta un cariz mucho más naturalista. Es un estudio antropológico y filosófico sobre el posible enfrentamiento entre dos especies inteligentes: la hegemónica en declive y la ascendente que sobrevivirá en un planeta que ahora ya no es tan desconocido. Pues, a fin de cuentas, siempre hemos permanecido con los pies sobre la Tierra.
Una ciencia ficción más basada en las teorías evolutivas de Darwin, en los estudios de Jane Goodall o en la convivencia de Dian Fossey sobre los simios, que en la visión post-apocalíptica del Charlton Heston de los sesenta.
‘La guerra del planeta de los simios’ es la parte final de la trilogía iniciada en el 2011 con ‘El origen del planeta de los simios’ de Rupert Wyatt y continuada por su actual director Matt Reeves con ‘El amanecer del planeta de los simios’ en el 2014. Sólo tienen en común simios parlantes que conviven malamente con los humanos y muchos de los nombres de los protagonistas con respecto a la saga original. Y nada que ver con la versión del inicio del milenio que realizó Tim Burton. Es de esas películas que se pueden ver solas, y que se sigue entendiendo a la perfección, aunque se valora más si se ha disfrutado de todo el conjunto.
Precisamente por la evolución de los personajes y sobre todo por la avanzadísima tecnología interpretativa mediante el uso del CGI (imágenes generadas por ordenador), encontramos nuevas sensaciones, expresiones y mejoras visuales que nos introducen de lleno en la fauna animal y en la convivencia de los monos como si estuviéramos inmersos en el mejor documental jamás producido.
Su director Matt Reeves (‘Déjame entrar’, ‘Monstruoso’, y la próxima versión de Batman), comparte la responsabilidad del guion junto a Mark Bomback (‘Lobezno inmortal’, ‘Desafío total’, ‘La jungla 4.0’), siguiendo con coherencia los trabajos realizados en las dos partes anteriores. La batuta la vuelve a poner el incombustible maestro contemporáneo de las bandas sonoras Michael Giacchino (‘Spider-man: Homecoming’, ‘Rogue One: Una historia de Star Wars’, ‘Jurassic World’). Y a la producción sobresale la pareja Rick Jaffa y Amanda Silver, responsables de traer de nuevo los dinosaurios del Parque Jurásico, el mundo de Pandora en las secuelas de ‘Avatar’, o la presente trilogía del mundo de los primates inteligentes.
Mención de honor para el actor y especialista en todo tipo de personajes digitales como es Andy Serkis (interviene en las dos trilogías »El señor de los anillos’ y en ‘El Hobbit’, ‘Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio’, ‘King Kong’), que desarrolla todo tipo de muecas para expresar sentimientos y sensaciones hiperrealistas en su Cesar. Y en el lado de los humanos, Woody Harrelson (‘Wilson’, las dos entregas de ‘Ahora me ves’, o la trilogía de ‘Los juegos del hambre’), el coronel que pretende salvar la humanidad mediante el exterminio de cualquier posible atisbo de inteligencia, casi copiando modos y maneras de una de las mejores obras del maestro Coppola.
Las tres películas ejemplifican claramente el planteamiento de presentación, nudo y desenlace. Si bien la batalla comienza en el anterior capítulo, ‘La guerra del planeta de los simios’ supone consolidar un argumento que habla sobre la supremacía de las especies, el horror del exterminio y la crueldad que puede desatar portar una malentedida bandera de la inteligencia.
Es magnífica e irónica la idea de que por haber creado una vacuna contra el Alzheimer, y habiéndola experimentado en monos, estos logren dar el salto evolutivo, mientras se convierte en la pandemia de la humanidad. El lema pacifista de «simio no mata simio» y sus consecuencias refleja la dualidad simio/humano enfrentada al humano/simio: los simios se hacen humanos y los humanos se tornan primates en cuanto a raciocinio se refiere.
Además de la guerra, los principios de la convivencia, la naturaleza con sus mejores parajes y la lucha por la supremacía, cabe destacar una buena dosis de «evasión en la granja» con ciertos toques de humor como los que aporta el personaje Bad Ape por aquello de relajar un tanto la seriedad de la trilogía.
Para cualquier amante del clásico original protagonizado por Charlton Heston ‘La guerra del planeta de los simios’ tiene una conclusión bastante coherente. Si desde la antigüedad se habla de que el hombre es un lobo para el hombre… aquí se deja rienda suelta a que sea premonitoria una vez más.
Si se me permite como teoría no muy descabellada, el personaje de la pequeña Nova puede hacer enlazar esta trilogía con la inicial, pues lleva el mismo nombre que quien será la pareja del coronel que ameriza en aquel extraño planeta… de simios.
Lo mejor: (con cierta ironía) es que las actuaciones digitales de los simios puedan ser determinantes para que se instaure una nueva candidatura en los Oscars de la Academia en la modalidad de «mejor interpretación virtual».
Lo peor: se echa mucho de menos ese suspense original de la película de Franklin J. Schaffner, se pierde el misterio, ya que desde el comienzo sabemos que el escenario donde se desarrolla toda la trama es la Tierra.