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‘Detroit’, narración de unos hechos terribles con demasiadas pretensiones

Cartel de la película 'Detroit'

Fotograma de la película 'Detroit'

‘Detroit’, la nueva película de Kathryn Bigelow, narra los disturbios raciales que tuvieron lugar en la ciudad de Detroit en el año 1967, como respuesta a las duras acciones(de dudosa legalidad) emprendidas por miembros del departamento de policía,  contra la población ubicada en la zona.

En un primer momento, se hace una mirada al pasado para explicarnos la migración de la gente de color a los suburbios de la ciudad, y mostrarnos el origen de los disturbios llevados hasta las más extremas consecuencias; para luego alejarse la trama del plano general, y  centrar su objetivo sobre un acontecimiento que marcó de manera trágica a la ciudad  de Detroit y a las gentes que allí vivían; y  cuyas miradas iban dirigidas a los miembros de la policía como responsables: la muerte de varios individuos de color a manos de varios agentes en el motel de Algiers, tras ser estos últimos (presuntamente) el blanco de disparos de un grupo de jóvenes alojados en el local. Se pone el broche final al suceso con los juicios que tuvieron lugar por la muerte de tres de los jóvenes que se encontraban en el lugar.

La película se desarrolla de manera fluida, captando el interés del espectador, hasta el momento en que tiene lugar el nudo de la trama, el cual puede llegar a resultar algo lento. Si no la misión,  el resultado de estas escenas es la provocación de sentimientos de compasión y rabia ante la visión de las  humillaciones, golpes y vejaciones a las que son sometidos una y otra vez. No deja lugar a dudas de que los responsables de esas muertes son los policías, en su abuso de poder y autoridad, actuando de forma desmedida, cruel e ilegal. En todo momento impera la empatía hacia la población que sufre estos abusos frente a una autoridad sobrepasada, resultando complicado ponerse en su piel y analizar la razón de sus actos, dada la brutalidad empleada.

Los personajes pueden llegar a ser un tanto presumibles y planos desde el momento en que se les presenta; en especial el antagonista principal, el agente Krauss.

Resulta una historia interesante al comienzo, con un desarrollo algo lento y un desenlace rápido y previsible que aviva la frustración del espectador, tras 2 horas y  veinte minutos de duración. Una película con (quizá) demasiadas pretensiones que se reduce a una historia digna de ser contada. A pesar de todo, merece la pena acudir al cine para vivir esta historia basada en un hecho oscuro y real de los disturbios del Detroit (Míchigan) de los años sesenta.

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