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‘La llamada’, vocación de musical

cr_17_lallamadaSegovia. Campamento cristiano La Brújula. Bernarda, una monja recién llegada, quiere salvar el campamento con su canción “Viviremos firmes en la fe”. La hermana Milagros, una joven con dudas sobre su vocación, recuerda con nostalgia cuánto le gustaban Presuntos Implicados. Y María y Susana, dos adolescentes castigadas por escaparse a un concierto, tienen un grupo que se llama Suma Latina. Pero desde que Dios se le aparece a María una noche, todo está cambiando. Y es que a Dios le encanta Whitney Houston.

Arranca la película con la nocturnidad de una cruz luminosa cuya fluorescencia no termina de encenderse y que vaticina una conexión espiritual un tanto irregular.

Es ‘La llamada’, la adaptación cinematográfica de la obra teatral, y a la vez musical, de Javier Ambrossi y Javier Calvo, quienes asumen también la dirección para la gran pantalla. Una exitosa comedia que cuenta con casi idéntico elenco original al que levantó el telón en sus inicios hace ya más de cuatro años en el teatro Lara de Madrid.

‘La llamada’ habla de la amistad, de compartir locuras y pasiones cuando alguien se siente de espíritu joven, y de las decisiones que a veces se puedan tomar tan precipitadamente que terminen por hacernos perder el norte. Pero también, en este campamento de monjas denominado «La Brújula», se loa dar paso al instinto de vivir la vida por impulsos bajo el lema «lo hacemos y ya vemos». Una especie de «hakuna matata» a golpe de gospel disfrazado de lentejuela y de ritmos electro-latinos.

Gracias a todas las anteriores representaciones teatrales, sus cuatro actrices protagonistas se ven recompensadas en la película con un mayor lucimiento y gran riqueza de matices, obteniendo la espontaneidad de las tablas y el mayor detalle de la gran pantalla.

Así destaca la naturalidad, la frescura y el desparpajo de los diálogos y situaciones de la magnífica Anna Castillo, la iluminada Macarena García, la sensacional novicia Belén Cuesta, o la veterana Gracia Olayo. Todo ello auspiciado por una versión cantante de Dios encarnado en Richard Collins-Moore, con apariencia de un Elvis contando gospel un tanto trasnochado pero con cierta simpatía.

‘La llamada’ esboza con buenas pinceladas momentos memorables como cuando Belén Cuesta interpreta la canción «Todas las flores» de Presuntos Implicados, alguna pequeña puya en tono de broma a la industria musical, el desfase generacional en cuanto a ignorancia de grupos y artistas, o el duelo de canciones y ritmos musicales para lograr dialogar con Dios.

A pesar de tratarse de una comedia musical, no termina de enganchar del todo los temas compuestos para la obra por Leiva que, si bien pueden funcionar como anillo en la versión teatral, merecerían ciertos arreglos de producción acordes al presupuesto de una obra cinematográfica.

Como reza la pancarta que se exhibe en el campamento «Felicidad empieza con fe», seguro que ‘La llamada’ arranca unos cuantos momentos de dicha en el espectador.

Lo mejor: la naturalidad con la que recrean sus papeles todas sus protagonistas, son geniales.

Lo peor: que siga pesando demasiado la teatralidad de la obra.

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