Una década después de ‘Una verdad incómoda’ Al Gore continúa su incansable lucha, viajando por todo el mundo para preparar a un ejército de adalides del clima y para influir en la política climática mundial. Las cámaras le siguen tras el escenario, en momentos privados y públicos, divertidos y emotivos, en su esfuerzo por materializar la idea de que, aunque nunca nos hemos jugado tanto, los peligros del cambio climático se pueden superar mediante el ingenio y la pasión que atesora el ser humano.
Tras el reconocimiento generalizado que le supuso el premio Oscar al mejor documental por la labor divulgativa sobre el calentamiento global y sus consecuencias, Al Gore continúa su periplo diez años después al frente de esta secuela.
‘Una verdad muy incómoda; ahora o nunca’ está dirigida por la pareja de documentalistas Bonni Cohen y Jon Shenk persiguiendo hasta casi la misma intimidad al ex-vicepresidente reciclado en combativo impulsor de las energías renovables.
Para ello, utilizan la mayor parte del material de adoctrinamiento que presenta el protagonista en sus conferencias y programas de formación divulgativos.
Partiendo de la premisa de que los combustibles fósiles son los principales causantes de calentamiento global, y de que este aumento de temperatura está produciendo desastres naturales cada vez mucho más frecuentes, el premio Nobel de la Paz, Al Gore, propaga esta ecológica cruzada.
Está lleno de bellas imágenes y tristes realidades que tiñen y ejemplifican las nefastas consecuencias sobre el relajamiento con el que muchas políticas nacionales trabajan para remediar catástrofes cada vez más violentas. Y de igual modo, deja constancia de que los grandes contribuyentes son los que mandan.
En esta lucha mediática queda constancia del mismo denominador común como ejemplifica el lanzamiento del satélite de la discordia o la disputa por las energías alternativas como puedan ser la solar y la eólica. Siempre existen posturas contrarias por parte de compañías que puedan ver sus balances sacrificados en pos de un medioambiente digno sobre todo para generaciones próximas.
A este respecto, son admirables los comentarios e ideas del alcalde republicano de Texas, Dale Ross quien aboga por la idea de dejar el planeta en las siguientes manos mejor de lo que lo encontramos. Algo de sentido común que prescinde de argumentos científicos.
Y muy interesante es el escollo diplomático ocurrido con la India durante la celebración de la Cumbre del Clima de París en 2015 y su acuerdo final. Aunque evidentemente la salida de Obama en la presidencia de Estados Unidos con la consiguiente incorporación de Donald Trump y su giro de 180 sobre el fomento de los recursos fósiles, serán sin duda una perfecta excusa para una tercera continuación.
Sin lugar a dudas, en ‘Una verdad muy incómoda: ahora o nunca’ podemos ser testigos de las experiencias vividas en primera persona por quienes ostentan el poder y por los más altos mandatarios del planeta en materia medioambiental, y momentos a la vez muy emotivos.
Aunque tenga muchos trazos de fines propagandísticos por parte de la fundación de Al Gore, todo cuanto pueda representar una mejora y cuidados en nuestro hogar (y no es el ser humano el único habitante del planeta), ha de ser merecedor de todos los respetos.
Lo mejor: que debería estar incluido su visionado tanto con fines escolares como en estamentos políticos demasiado cegados por conflictos de intereses económicos.
Lo peor: que la frontera entre la idea de concienciar al mundo sobre las consecuencias del calentamiento global puedan quedar supeditadas al excesivo protagonismo del mismo Al Gore.