Joe es un ex marine y ex agente del FBI, solitario y perseguido, que prefiere ser invisible. No se permite ni amigos ni amantes y se gana la vida rescatando jóvenes de las garras de los tratantes de blancas. Un día recibe la llamada de un político comunicándole que su hija ha sido secuestrada…
Curiosamente, en nuestro país, el título de esta violenta película de suspense lo recoge de la misma novela de Jonathan Ames en cual se basa, y no del original ‘A beautiful day’ con el que se ha presentado en sociedad.
La directora y guionista Lynne Ramsay (‘Tenemos que hablar de Kevin’), presenta con valentía una cruel historia sobre ese mundo de vicio, depravado y ambicioso que acecha tras las esquinas, oculto por poderes económicos y/o políticos como los que en ocasiones se revelan en las cabeceras de las noticias.
Su protagonista es un antihéroe atormentado y autodestructivo. Pasado de vueltas de las infinitas experiencias desagradables padecidas tanto por su condición profesional como por las secuelas de sus anteriores intervenciones y misiones que van cicatrizando en su cuerpo y en su mente cada vez más desfigurados.
Por eso, el peso de la película recae sobre las malogradas espaldas de Joe, un mercenario con tintes suicidas magníficamente interpretado por Joaquin Phoenix (‘Puro vicio’, ‘Her’, ‘Gladiator’). Una doble vida que le procura en ambas vertientes las múltiples torturas de quien posee un alma sin descanso. Y en esta constante agonía, la única salida consiste en especializarse en recuperar a golpe de martillo niñas secuestradas por pedófilos sin escrúpulos ni conciencia.
No es un universo animado en el que los monstruos se esconden detrás de los armarios o debajo de las camas, no. Lo crudo consiste en describir la corrupción de tales monstruos perfectamente asentados en sus altos estamentos de poder y sometiendo a sus caprichos la inocencia de jóvenes que ni siquiera han podido despertar a la vida.
‘En realidad, nunca estuviste aquí’ también transcribe la mínima o nula adaptación que les queda a aquellos personajes que tras haber tenido que padecer la violencia como forma profesional (cuerpos de seguridad, militares, agentes de campo…), terminan desprotegidos en el cubo de la basura del estado al que defendieron y protegieron con sus propias vidas.
La banda sonora casi epiléptica que firma el componente de Radiohead, Jonny Greenwood (‘Pozos de ambición’, ‘Puro Vicio’, ‘Tenemos que hablar de Kevin’), contribuye a crear una atmósfera inquieta y perturbadora, acorde al resto de la película.
Muy interesante propuesta para disfrutar del excelente trabajo interpretativo de Phoenix, dirigido con muy buen criterio por Lynney Ramsay, tocando directamente la aprensión del espectador.
Lo mejor: el peso interpretativo de Joaquín Phoenix, y la excelente dureza narrativa con que nos cuenta la historia su directora.
Lo peor: el mal regusto que deja su moraleja de que la violencia se ataja con más violencia, y el hecho de contrastar que no todo es ficción en la realidad.