Una matrimonio, Alfonso (Eduard Fernández) y Eva (Belén Rueda), invita a sus amigos a una cena en su casa. Lo que iba a ser una tranquila noche entre amigos resulta ser una velada ‘sangrienta’ en la que se desvelan sus secretos más ocultos. Todo por un simple juego: deciden poner los móviles encima de la mesa y leer en voz alta todo mensaje, correo y llamada de teléfono que reciban a lo largo de la noche. Todo esto con el eclipse de luna como telón de fondo, al que se le atribuyen las consecuencias desastrosas dada la superstición de que esta ejerce un influjo especial sobre la gente, volviéndola loca.
Una película que parte de la base de un argumento ingenioso, y que se va desarrollando de forma fluída, hasta convertir lo que iba a ser aparentemente una tranquilo reencuentro entre amigos, en un caos provocado por los secretos que poco a poco se van desvelando,hasta que la situación termina por explotar irremediablemente.
El director Alex de la Iglesia, consigue una vez más captar la atención del espectador, en un filme que quizás más que reflexionar esté para divertir al espectador, dejando una grata sensación de satisfacción, especialmente por el humor y la destreza con que lo dosifica , velada por un final reprochable; falto de originalidad, y basado en una premisa insustancial. Lejos del aura oscuro y siniestro que nos presenta la serie ‘Black Mirror’ con su enfoque sobre la tecnología, el cual nos puede dejar un sabor un tanto amargo; ‘Perfectos Desconocidos’ se centra en el caos desde una posición en la que el espectador puede disfrutar del espectáculo desde el humor y la cercanía, poniendo al móvil como una extensión de nuestra mente a la vista de todos, sin claves ocultas.
Parte de un planteamiento interesante, cuyo reto es desarrollar la historia en un espacio reducido a los límites de una casa; pero que el director logra sacar adelante con gran maestría, evitando la sensación de agobio o claustrofobia que podría provocar, por un inteligente uso de los distintos espacios de la casa, y del mobiliario que hay en él para mayor énfasis de las ya venerables interpretaciones de todo el elenco, con Ernesto Alterio (‘Al otro lado de la cama’) en cabeza.
Una escenografía cuidada en el interior, y algo (en mi opinión) desafortunada en el exterior, más concretamente, en las visualizaciones de un eclipse lunar que resulta algo excesivo y poco realista.
Lo mejor: El humor con la que se desarrolla la película, el cual te permite disfrutar de una velada divertida a costa de las sangrientas disputas entre los distintos personajes.
Lo peor: El final algo decepcionante, carente de originalidad y potencial para crear impacto.