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‘Dos padres por desigual’, cizaña navideña

Brad y Dusty se las han apañado para lograr lo que nadie ha logrado: compartir amistad y paternidad (uno como padre natural, el otro como padre adoptivo). Todo va a pedir de boca hasta que entran en escena el autoritario y machista padre de Dusty, Kurt, y el sensiblero y emotivo padre de Brad, Don… ¡Justo a tiempo para las Navidades! Horrorizado ante el estilo progresista de educación empleado por Brad y Dusty, Kurt se propone romper la relación entre los dos.

Casi dos años después de ‘Padres por desigual’, el director y guionista de comedias Sean Anders, muy ligado al estilo del humor de los hermanos Farrelly, regresa con esta nueva entrega en tono irónico y casi irreverente. Una peculiar simbiosis familiar con aromas entre ‘¡Qué bello es vivir!’ y ‘Solo en casa’, por extravagante que parezca la idea.

Lo que promete ser la típica comedia navideña, que arranca con tonos pastel gracias a la melodía del “Give a little bit” de Supertramp… lo cumple. Pero además es graciosa e irónica, burlona y desenfadada, que se ríe de quienes aman la navidad y de quienes la odian, de quienes viven de los estereotipos o de cuantos los transgreden. Una película para reír a carcajadas en familia, en pareja, en plan “single” o en cuadrilla, hilarante desde el primer minuto.

La pareja de abuelos protagonizadas por un Mel Gibson alocado que recuerda a sus mejores comedias en la saga ‘Arma Letal’ y por un John Lithgow histriónico como el de la teleserie ‘Cosas de marcianos’, eclipsan la excelente vis cómica de los más jóvenes, Will Ferrer y Mark Wahlberg, que repiten en sus papeles de co-padres.

‘Dos padres por desigual’ avanza en la insólita relación de pareja entre el padre y el actual marido de su ex para lucimiento de roles: figuras paternales típicas, abuelos típicos, comportamientos dispares entre “co-papás” y “co-abuelos” casi enfermizos buscando su hueco en el casillero de “pringaos” o de “colegas”.

El reto cizañero de convivir la semana previa a la Navidad juntos y bajo el mismo techo da cabida a trifulcas, reproches, recriminaciones y tensiones mordaces. Pero también para pasarlo en grande con esta comedia de humor facilón pero muy entretenida. Incluso tiene su peculiar homenaje para quienes seguimos disfrutando de asistir a las salas de cine como puro entretenimiento.

Por último, cabe destacar su esmerada selección musical para acompañar las desavenencias de esta singular co-familia irregular.

Lo mejor: el enganche de luces navideñas con la quitanieve y el momento Liam Neeson del cine, no tienen desperdicio.

Lo peor: que las protagonistas femeninas queden relegadas a un plano más secundario, con todo el juego que podrían dar.

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