Ferdinand es un toro amante de la paz adoptado por un simpático granjero y por su hija. Sin embargo, su idílica vida cambia después de haber sido confundido con una depravada bestia y enviado al último lugar de la Tierra donde quiere estar: un campo de entrenamiento de toros. Decidido a regresar a casa, el bondadoso toro hace numerosos amigos y cambia la vida de aquéllos a quienes conoce. Pero sigue habiendo un gran obstáculo que tendrá que superar…
El cuento original de 1936 “The Story of Ferdinand”, original del escritor Munro Leaf y del ilustrador Robert Lawson no da para mucho más en esta película de animación. A pesar de actualizar el contenido a los tiempos presentes y de rellenar con materia y nuevos personajes, no termina de levantar el vuelo. Y menos cuando la tauromaquia, como patrimonio cultural, no vive precisamente sus mejores momentos. Aunque sí lo puedan ser para los defensores animalistas, entre otros, del toro bravo.
El brasileño Carlos Saldanha, estrechamente vinculado al equipo de animación de Blue Sky y responsable de éxitos como las dos entregas de ‘Rio’, parte del universo ‘Ice Age’, y ‘Robots’, es el responsable de esta revisión del toro pacifista. Para ello ha intentado recrear parajes de las propias ilustraciones del cuento original, paisajes andaluces como los de Ronda, o incluso se ha caricaturizado el ajetreo urbano de Madrid, con lugares emblemáticos como la Puerta de Alcalá, la estación de Atocha y por supuesto Las Ventas.
Ferdinand, al igual que sus compañeros de lidia y el resto de personajes están diseñados para divertir sobre todo a los más pequeños de la familia. Realza valores ecologistas, naturalistas y animalistas, sin necesidad de recurrir a dejar en mal lugar el mundo de los trajes de luces.
La música de John Powell tira por el camino de enmedio y añade notas de flamenco y guitarra española por aquello de la ambientación, y por supuesto, al tratarse de una película infantil añade canciones de Nick Jonas, Juanes, Pitbull e incluso la socorrida “Macarena de los Del Río.
El mensaje principal de ‘Ferdinand’ reside en ensalzar el valor de la amistad frente a la rivalidad. También invita a saber disfrutar de la belleza de la vida placentera y resistirse a ser lo que los demás pretenden demostrar que se es. Hay más opciones para elegir entre ser carne de matadero y tener que morir en la plaza, por mucho honor que se le pretenda insuflar entre vítores y olés.
Lo mejor: la matrícula del coche del maestro, un buen acierto. No predispone ni a favor ni en contra de la tauromaquia.
Lo peor: que se constriña exclusivamente al público infantil. Y el exceso de estereotipos, con caballos (se habla de sementales, pero tienen voces femeninas) que parecen más animadoras universitarias de fútbol americano.
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