James se ha criado viendo un programa infantil llamado Brigsby Bear. Y el programa ha crecido con él. Pero decir que los obsesivos padres de James han sobreprotegido a su hijo es quedarse corto. Una noche, su cerrado mundo da un vuelco. James descubre que la serie ha sido cancelada, pero insiste en que el espectáculo debe continuar. Al convertirse en el nuevo creador de Brigsby Bear en lugar de ser solo un espectador, por fin consigue conectar con algo más que sí mismo.
Pocas son las ocasiones en las que cae, como quien no quiere la cosa, una película ante nuestros ojos de la que nada se espera y a los pocos minutos estalla la magia. Te atrapa en una sutil seducción. Te desencaja y no sabes por dónde va a salir. Te asombra y te deja como en estado de levitación, flotando en su argumento, en sus actuaciones y en su conclusión.Te provoca unos sentimientos tan subjetivos y a la vez complejos que te llenan de una grata perplejidad. Y, con todo esto, le imprimes un nuevo valor añadido que hace de ese título un acontecimiento mucho más que especial.
Esas son las mismas sensaciones que puede producir ‘Brigsby Bear’. Una película de bajo presupuesto y corte de cine independiente, que parece estar hecha por una pandilla de amiguetes. Y que cuando se han dado cuenta tenían una auténtica joya entre las manos.
Es la primera película dirigida por Dave McCary, guionista experimentado entre otros programas televisivos por el prestigioso show “Saturday Night Live”. La historia original es del propio protagonista, Kyle Mooney, quien junto con Kevin Costello firman este magnífico y sorpresivo guion. Entre las referencias más destacables a la producción está el inseparable dúo formado por Phil Lord y Chris Miller.
James, el protagonista de ‘Brigsby Bear’, está magníficamente interpretado por Kyle Mooney, un muchacho de veintitantos que hipnotiza por ser el fiel semblante de la inocencia. A pesar de haber vivido una experiencia única, nos cautiva y nos lleva a su lado en un candor extremo para completar la serie de su vida, en todos los aspectos. Su misión es lograr que el mundo encaje en su delicada existencia televisiva.
Mark Hamill (asociado inseparablemente a la saga galáctica de Star Wars), encuentra aquí un personaje que le permite estar tan cómodo como cuando pone su voz a trabajos animados, pudiendo disfrutar de su interpretación con múltiples matices, y logrando producir sentimientos tan contrarios para un mismo papel.
Destaca también la genial actuación de Greg Kinnear en el rol de un detective serio que sabe dar rienda suelta a su vis interpretativa.
Todos los personajes rompen los estereotipos y los moldes mentales que podamos tener asimilados en el argumento de ‘Brigsby Bear’. El resultado es sorprendente y grandioso, manteniendo el filo de la inocencia en todo lo alto.
Una historia única, sólida y perfectamente urdida en un espléndido guión. Una excelente labor del equipo de reparto. Y un interesantísimo viaje de luces y destellos del mejor cine independiente, que hacen de este experimento casi de laboratorio una película más que sobresaliente, para todos los sentidos.
‘Brigsby Bear’ es una producción que está en una encrucijada de caminos entre el cine de autor, el cine indie, el de arte y ensayo, un tipo de cine comercial muy distinto…, a mitad de camino de todos los conceptos para crear el suyo propio.
Lo mejor: la fuerte crítica soterrada hacia quienes puedan tener cualquier tipo de interés por estandarizar a las personas.
Lo peor: preguntarse el porqué una película con esta calidad cinematográfica no llega a la gran pantalla en nuestro país, cuando hay otras que distan mucho de alcanzar los mínimos y encuentran salas de distribución.
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