En junio de 1971, el New York Times, el Washington Post y los principales periódicos de EE.UU. tomaron una valiente posición en favor de la libertad de expresión, informando sobre los documentos del Pentágono y el encubrimiento masivo de secretos por parte del gobierno que duró cuatro décadas y cuatro presidencias estadounidenses.
En ese momento, Katharine Graham, del Post, seguía buscando su lugar como la primera mujer editora del periódico, y Ben Bradlee, el volátil director, intentaba relanzar un periódico en decadencia.
Juntos, formaron un equipo improbable, ya que se vieron obligados a unirse y tomar la audaz decisión de apoyar al New York Times y luchar contra el intento sin precedentes de la Administración Nixon de restringir la primera enmienda.
Bajo el título original de “The Post”, en referencia a la labor informativa del prestigioso tabloide americano The Washington Post, encontramos otra de estas películas imprescindibles para quienes amamos el mundo periodístico y todo lo que ello conlleva, y para quienes admiramos también la perfección cinematográfica a la hora de transmitir historias.
El título con el que se estrena en nuestro país frente al propio original nos lleva por caminos distantes el uno del otro desde el punto de vista argumental. Siguiendo la primera senda nos evocaría a una película repleta de secretos, espionaje, misterios e incluso con buenas dosis de acción.
El segundo sendero es el que nos conduce a esta brillante realidad bien distinta en la que se narra el perfil de dos personalidades muy concretas en el mundo periodístico a inicios de los 70, en un momento muy concreto de expansión empresarial, y con un bombazo informativo a punto de estallar que salpicaría a la administración de cuatro presidencias americanas.
‘Los archivos del Pentágono’ es el Spielberg perfeccionista en estado puro de la vertiente más seria y humanitaria referente a los derechos civiles y políticos, como ‘El puente de los espías’, ‘Lincoln’, ‘Salvar al soldado Ryan’, ‘La lista del Schindler’ o ‘El color púrpura’, entre otras.
Para los retratos de esta historia, su director opta por dos magníficos recursos interpretativos. La contenida -por exigencias del guion- Meryl Streep en la piel de Katharine Graham, como editora casual e ineludible de una mancheta periodística que para salvarla ha de expansionarse en el mercado bursátil, con la consecuente posible pérdida de control.
Y el otro pilar, su recurrente Tom Hanks interpretando al director del Post que, aprovechando la salida a la luz de los embustes presidenciales, impulsa su labor informativa a lo más alto como deber deontológico profesional, independientemente de las presiones políticas en un momento tan delicado para la empresa.
Steven Spielberg se ha rodeado una vez más de su mejor equipo ganador. Janusz Kaminski, su director de fotografía, unas veces nos lleva a la guerra de Vietnam con parecida soltura a ‘Salvar al soldado Ryan’, otras utiliza la arquitectura de las calles y ladrillos de la ciudad como si de los propios dinosaurios de ‘Parque Jurásico’ se tratara. Una paleta de colores brillante que evoca con certera exactitud hasta el más mínimo detalle de la época. El maestro de maestros en cuanto a bandas sonoras se refiere, John Williams vuelve a dirigir la batuta en favor de una partitura tan efectista como propia del veterano autor. Y Michael Kahn vuelve a editar con la misma precisión casi quirúrgica del propio director.
Entre las novedades, Spielberg asegura esta historia pseudo-documental poniéndola en manos de los guionistas Liz Hannah y Josh Singer. Este último responsable de trabajos como la reciente ‘Spotlight’, ‘El quinto poder’, o series televisivas como ‘Fringe’, ‘Miénteme’ o ‘El ala oeste de la Casa Blanca’.
‘Los archivos del Pentágono’, rinde homenaje al periodismo serio, a los defensores de la información frente al poder político desmesurado, a la libertad de prensa como garante de derechos civiles reflejada en la primera enmienda americana. Pero sobre todo al Washington Post y a esas dos figuras legendarias que lucharon con honor por sacar a la luz la verdad. Una loa a ese periodismo casi de manual perdido, entendido como primer borrador de la auténtica historia.
Lástima que Steven Spielberg no haya tirado un poco de su sobrada pericia y experiencia para incorporar algo más de acción en su contenido, un poco de suspense e intriga a la hora de desarrollar el guion, y algo más de drama en los personajes, pues la hubiera insuflado de ese toque de energía que sería de esperar pero nunca llega.
Hubiera pasado de perfecta a ser maestra.
Lo mejor: desde el punto de vista artístico y técnico es sobresaliente.
Lo peor: que su contenido y circunstancias quede casi relegado a un carácter casi meramente documental.
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