No importa a lo que te enfrentes importa a quién tienes a tu lado. Basada en hechos reales, es la heroica historia de los conocidos como “Granite Mountain Hotshots”, un grupo de bomberos locales de Arizona que se convirtieron en una de las brigadas de élite de la nación. Mientras la mayoría se alejaron del peligro, ellos corrieron hacia él, arriesgando todo para salvar a un pueblo de un fuego incontrolado que pasaría a la historia.
El principal aliciente de esta película está en el intento de homenajear a los 19 granites que perecieron en la tragedia de Prescott, Arizona, en el año 2013.
Su director, Joseph Kosinki (‘Oblivion’, ‘TRON: Legacy’), parece estar más interesado en mostrar postales, entrenamientos en plena naturaleza, técnicas de combate contra el fuego y el abuso de magníficos planos cenitales en medio del fuego devastador, que en narrar la auténtica naturaleza de los miembros de este grupo de Hotshots.
Es una pena que con una buena historia, un buen reparto como el que tiene (Josh Brolin, Miles Teller, Jeff Bridges, Andie MacDowell, Taylor Kitsch y Jennifer Connelly), espectaculares imágenes y el apoyo de toda la comunidad local protagonista del drama, no se sepa exprimir el jugo suficiente.
En cuanto al escuadrón que lucha contra el fuego inmerso en la naturaleza, parece focalizarse en tan sólo dos o tres de sus miembros, dando la sensación de dejar al resto del grupo como bulto de figuración.
Hay un momento en el que el maltrato animal parece que va a tomar las riendas, pero se queda tan solo en eso, en un intento que sirve más para desorientar que para afianzar los acontecimientos. Incluso las bravuconadas entre los distintos cuerpos de bomberos con la testosterona por las nubes no terminan de enganchar, para conseguir una plaza en el equipo de la primera liga antiincendios. Eso sí, se podría haber extinguido más de un fuego con todos los escupitajos que se lanzan en la película.
Por el contrario, contiene impresionantes imágenes de helicópteros en plena acción, y las llamas de Prescott las tenemos tan cerca que casi podemos sentir su calor.
De esta historia basada en los hechos reales de la tragedia de Granite Mountain, destaca el ánimo de la superación, del compromiso, de solventar los problemas personales para comprometerse consigo mismo y con el grupo. También habla de la paternidad y de la responsabilidad que ello conlleva. La cuestión es que su narración es demasiado dispersa y parece rescatada de las cenizas de un triste suceso sin terminar de conferir la forma apropiada.
Ni Jeff Bridges cantando country, ni la oleada de música heavy que contiene su banda sonora, son capaces de avivar el calor de una cinta que, por el contrario, puede dejar bastante frío y atónito al público, donde los hombres apagan el fuego y parece que las mujeres solo saben bajar la temperatura de los bebés febriles que ellos han dejado atrás.
Eso sí, precioso el oso de fuego que irrumpe desde el inicio de la película.
Lo mejor: las impresionantes secuencias de la lucha contra el fuego.
Lo peor: como homenaje queda bastante deslucido, pues al salir de la sala nos damos cuenta de lo muy poco que han calado los personajes y su historia.