Año 2045. Wade Watts es un adolescente al que le gusta evadirse del cada vez más sombrío mundo real a través de una popular utopía virtual a escala global llamada «Oasis». Un día, su excéntrico y multimillonario creador muere, pero antes ofrece su fortuna y el destino de su empresa al ganador de una elaborada búsqueda del tesoro a través de los rincones más inhóspitos de su creación. Será el punto de partida para que Wade se enfrente a jugadores, poderosos enemigos corporativos y otros competidores despiadados, dispuestos a hacer lo que sea, tanto dentro de «Oasis» como del mundo real, para hacerse con el premio.
Para cualquier amante del cine en general, y sobre todo en su vertiente más lúdica y ‘palomitera’, Steven Spielberg es EL GENIO.
El cineasta nos ha regalado inolvidables e icónicas joyas del Séptimo Arte como ‘Tiburón’, ‘Indiana Jones’, ‘E.T.’ y ‘Encuentros en la tercera fase’, pasando a engrosar una parte muy importante y significativa de la cultura pop.
En ‘Ready Player One’, todo el bagaje de Spielberg, su trayectoria como hacedor de sueños y aventuras se ponen al servicio del espectador, con una deliciosa película que, en sí misma, es un gigante huevo de Pascua repleta de momentos estelares (el paseo por ‘El Resplandor’ ya merece con creces el precio de la entrada), donde nos volveremos locos disfrutando de guiños y referencias a la cultura pop, intentando cazarlas en las diversas piezas de acción donde el Rey Midas da sopas con honda a cualquier otro director curtido en los caminos del Blockbuster.
Cierto es que el espíritu y la emoción de la novela de Ernest Cline (que ejerce como co-guionista) permanecen intactos pese a los diversos cambios; cierto es, también, que los personajes se perfilan sólo lo suficiente como para que ayuden al desarrollo de la acción, pero no sean, ni de lejos, el motor de ésta.
Pero no es menos cierto que Spielberg plantea unos cuantos temas de actualidad (como el auge de la realidad virtual y cómo nosotros, indolentes, nos escapamos cada vez más a ella para evitar la realidad ‘real’ que parece no tener remedio en su clara intención de irse a tomar vientos) tirando de acertada sátira; que la película invita a ser revisionada solo para captar todo lo que esconde en sus fugaces 140 minutos de metraje donde, si el espectador parpadea, se pierde algún regalito para las retinas.
‘Ready Player One’ es el homenaje que el Amo del fantástico, en plenitud de facultades, con su oficio más que aprendido y energía desbordante a ritmo de Van Halen, hace al cine fantástico (y a todos los demás).
Una explosión de imaginación colectiva donde vernos reflejados y disfrutar como niños buscando las llaves del Reino del Cine en modo evasión, diversión y magia.
Y, en ese Reino, solo hay un Rey, y se llama Steven Spielberg.
Lo mejor: la caza de referencias.
Lo peor: los personajes solo son piezas de la partida, no el motor de la acción.
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