Si la primera entrega ‘Gnomeo y Julieta’ no pasó de entretenimiento intermitente, ‘Sherlock Gnomes’ enmienda sensiblemente la plana incorporando al show al trasunto ornamental del inolvidable personaje creado por Arthur Conan Doyle, que sigue resolviendo crímenes contra los gnomos que ha jurado proteger, lidiando con su obsesiva personalidad y la compleja relación con su fiel compañero y amigo, el Doctor Watson.
‘Sherlock Gnomes’, atesora dos pros interesantes: la muy conseguida animación (sobre todo en una película fuera de los grandes estudios del género, como Pixar, Dreamworks o Disney Animation) y los mensajes de igualdad entre las personas (o Gnomos, en este caso) sin cismas de género de por medio.
Gnomeo, Julieta y su comunidad son un ejemplo de igualdad, donde se valora a las personas por sus aptitudes y actitudes.
Éste es, sin duda, el gran punto a favor de la película, el camino a seguir en general y, especialmente, en el cine orientado a los más pequeños de la casa.
Por lo demás (pese a crecer la media de diversión respecto de la primera entrega), ‘Sherlock Gnomes’ apenas desarrolla sus planos personajes, todo se ve venir a kilómetros y los gags no pasan de entretenidos, perdiendo fuelle conforme nos acercamos al desenlace de la historia.
Es mejor, en todos los aspectos, que la primera.
También está por encima de otras propuestas animadas recientes (‘El hijo de Bigfoot’, ‘Leo Da Vinci: Misión Mona Lisa’), pero en las antípodas en fondo y forma de los ‘Coco’, ‘Toy Story’, ‘Cómo entrenar a tu Dragón’, aledaños y semejantes, que impactan por igual a grandes y pequeños.
Lo mejor: los mensajes de igualdad, y las ensoñaciones de Sherlock.
Lo peor: predecible de principio a fin.
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