Un zorro que es incapaz de asustar a nadie y de cazar nada, no tiene otra ocurrencia que robar -de una granja muy peculiar- unos huevos de gallina para, tras incubarlos y criar a los pollitos…, comérselos. Pero al nacer, los pollitos creen que el zorro es su madre y este se encariña de ellos lo que complicará las cosas a este zorro que, ni es malvado ni feroz. En esa divertida granja también encontraremos a un conejo que actúa como una cigüeña bajo la dirección de un pato loco.
Es muy agradable disfrutar de una película de animación actual realizada a la antigua usanza a modo de lápiz, papel y unos colores (bueno, algo más complejo que lo dicho), y con unos personajes tan entrañables que parecen basados en los moldes clásicos. Y lo mejor es que funcionan perfectamente en la gran pantalla.
Benjamin Renner y Patrick Imbert vuelven a reunirse tras el éxito cosechado en ‘Ernest y Célestine’, para lograr con menos esfuerzo y mucho talento la interesante versión cinematográfica de ‘El malvado zorro feroz’.
Basado en tres cuentos de las viñetas cómicas del propio Renner, lo que en principio se planeó como capítulos televisivos dio el salto al formato cinematográfico bajo el hilo conductor de un zorro que hace de maestro de ceremonia teatral en tres actos.
Patrick Imbert, quien se responsabiliza de “La entrega del bebé” y “Hay que salvar la navidad”, aporta gran frescura y acomoda con inteligencia los gags y chistes del cómic, obteniendo unos personajes adorables con cierto aroma de los mejores Looney Tunes del maestro Tex Avery.
‘El malvado zorro feroz’ contiene muy buena animación tradicional con unos personajes muy trabajados en los que unos mínimos trazos representan la máxima expresividad. Además el guion ofrece un ritmo muy agradable en este juego representativo de animales que son muy humanos.
En la versión francesa (suponemos que la doblada lleva las mismas directrices), el elenco de voces tanto de adultos como de niños es magnífica. Acompañada de una buena banda sonora que realza las geniales interpretaciones y alocadas situaciones. No viene a ser la de bombo y platillo que realza los gags, sino que ameniza las historias y a sus personajes.
Un zorro un tanto payasete, un cerdo hiper-responsable, un perro pasota, un conejo y un pato bobos, y unas cuantas gallinas de cuidado, bastan para entretenernos sobre las imaginarias tablas durante sus tres actos teatrales. Incluso hay una referencia al personaje emblemático de Ghibli.
‘El malvado zorro feroz’ es simpática, divertida y humana, y descansa sobre las bases del humor clásico universal con grandes dosis de inocencia y cariño.
Y lo mejor es que deja un excelente sabor de boca, independientemente de la edad, y se disfruta con cierto toque que media entre la ternura y la irresponsabilidad.
Como narra su principal personaje, “lo principal es ser feliz”, y ese es precisamente el mensaje que deja latente.
Lo mejor: que funciona con su minimalismo animado con excelente expresividad no solo por el dibujo de trazos incompletos sino por la acción de sus alocados personajes.
Lo peor: que solo sean tres historietas.
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