Sexta entrega de la saga. En esta ocasión presenta a Ethan Hunt (Tom Cruise) y su equipo IMF (Alec Baldwin, Simon Pegg, Ving Rhames), con algunos aliados conocidos (Rebecca Ferguson, Michelle Monaghan), en una lucha contrarreloj después de que una misión salga mal.
Parece mentira que la saga del agente más temerario, colapsada tras la segunda entrega y resucitada por el prestidigitador J.J. Abrams en la tercera, goce de tan buena salud cuando alcanza ya la sexta aventura de la imposible Fmi.
‘Fallout’ vuelve a poner de manifiesto el arrojo de Tom Cruise, un actioner sin límites que se empeña en elevar el listón en cada nueva entrega, asumiendo el reto de rodar la mayoría de escenas de riesgo en las que participa. Aquí, gozamos de set pieces que cortan el aliento, recorriendo el mundo de punta a cabo a golpes, acrobacias y tiros.
Para el recuerdo quedan ya las melés de la película: en el baño, en la atmósfera, en helicóptero, en las calles de París o el impresionante paisaje de Cachemira.
Cualquier lugar es bueno para que Cruise de la mejor acción contemporánea del género, con la inestimable ayuda de la enérgica y virtuosa dirección de Christopher McQuarrie, que también se encarga del libreto, y unos compañeros de viaje solventes (Rebecca Ferguson brilla de nuevo como Ilsa Faust; Ving Rhames y Simon Pegg conocen de sobra sus personajes y Henry ‘no sin mi bigote’ Cavill aparca la capa para dar vida a un bicharraco de cuidado).
McQuarrrie inyecta la historia de giros y más giros, fantasmas del pasado, sentido del humor y acontecimientos que preparan el terreno para las siguientes cintas que, salvo una improbable hecatombe taquillera, llegarán.
Que la película es imposible, sin duda.
Como tiene que ser cuando se abraza el más puro y sincero espectáculo palomitero para que el espectador vibre en la butaca.
Después de James Bond, solo Ethan y Jason Bourne están a la altura.
Dos horas y media de montaña rusa de la que no quieres bajar. Oh my Hunt… ¡qué película!.
Lo mejor: la pelea en el baño. Simplemente alucinante.
Lo peor: al desenlace hay que bajarle un punto de alucine.
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