Cinco adolescentes problemáticas se ven obligadas a acogerse a un programa experimental de enseñanza impartido por la enigmática Madame Duret en el internado Blackwood. Pronto empiezan a mostrar talentos singulares que no sabían que poseían, y a tener extraños sueños. Visiones. Lagunas de memoria. Cuando la frontera entre realidad y sueño comienza a hacerse demasiado difusa, todas comprenden al fin el motivo por el que han sido llamadas a Blackwood. Aunque ya puede ser tarde…
Las casas que son tratadas como un personaje más en las películas de suspense y de terror suelen producir ese fascinante desasosiego que nos hace sentir incómodos, tal que cuando al fin regresamos a descansar al hogar tras una intensa jornada, y lo último que esperamos es que la cabeza nos la juegue esas las travesuras fantasmagóricas de las que hemos disfrutado en la sala. Son innumerables los ejemplos arquitectónicos cinematográficos en los que se nos haría tremendamente incómodo pasar al menos una velada de descanso entre sus paredes.
‘Blackwood’ es de ese tipo de mansiones. Basándose en la novela de Lois Duncan bajo el título original “Down A Dark Hall”, el gallego Rodrigo Cortés (’Luces Rojas’, ‘Buried’, ‘Concursante’), dirige y experimenta a la vez sobre el guión desarrollado por Michael Goldbach y Chris Sparling en esta historia sobrenatural protagonizada por adolescentes con problemas de actitud.
Lo que en principio se vende como una escuela de genios a esa élite de cinco chicas excepcionales para alcanzar grandes cimas creativas, oculta en realidad la turbia intención de que ellas sean meros instrumentos para abrir un mundo nigromántico.
‘Blackwood’ es esa residencia en medio de la nada. Tan rodeada de frondosa naturaleza como aislada del mundanal ruido y de las perturbaciones humanas. pero también tiene sus zonas prohibidas, sus reglas, y su metodología para lograr modificar y liberar a esas jóvenes almas en su espléndida creatividad.
Literatura, arte, música, pintura, matemáticas… cuatro profesores para cinco alumnas incomunicadas con las que conseguir la perfecta armonía en este reformatorio de minorías.
De entre el selecto alumnado destaca la muy buena actuación AnnaSophia Robb (‘El camino de vuelta’, ‘Un puente hacia Terabithia’, ‘Charlie y la fábrica de chocolate’), como rebelde protagonista que desprende bellas notas interpretativas tanto musicales como de suspense.
Por parte del profesorado, Uma Thurman (las entregas de ‘Kill Bill’, ‘Pulp Fiction’, ‘Gattaca’), en el papel de la institutriz Madame Duret logra una cierta ambigüedad misteriosa en su ardua labor de perfilar aptitudes en sus conflictivas discípulas.
Lo realmente excepcional de esta película dirigida a un público adolescente y a los amantes del gótico juvenil es la textura oscura y sombría con la que Rodrigo Cortés nos mantiene en el interior de ‘Blackwood’. Pupilas dilatadas al máximo para intentar ver qué nos rodea mientras acompañamos a sus protagonistas por las fantasmagóricas paredes de las estancias. Más que ver, sentir presencias, “cosas que no se pueden explicar”, recreando un ambiente tétrico y asfixiante, lleno de suspense y posesiones. Juegos de sombras y experimentos con la penumbra que transmiten cierta inquietud a nuestro lado de la butaca.
El objetivo de la cámara persigue en ocasiones pequeños y nimios detalles con interesantes planos que ayudan a introducirnos en tal contexto, sacándonos de nuestra zona cómoda, mientras esperamos las musas de cuanto ha de suceder. El inconveniente es que desarrolla un muy buen concepto argumental durante los tres primeros cuartos de la película que se desvanece rápidamente en el último cuarto, quedando un tanto descompensada.
‘Blackwood’ se disfruta. Es una interesante y muy correcta muestra de cine de terror, en la que sus profesores son guías para enseñar el camino y potenciar las habilidades de sus alumnas aunque no sean propias de las mismas jóvenes protagonistas.
Lo mejor: su ciega atmósfera y la cierta ansiedad que recrea.
Lo peor: su conclusión precipitada, y que la escuela podría haber tenido un protagonismo mucho más peculiar con una personalidad más a tono con el género del que se trata.