Después de que una enfermedad matase al 98% de los niños y jóvenes de los Estados Unidos, el 2% que consiguió sobrevivir ha desarrollado superpoderes, pero se los ha encerrado en campos de internamiento al ser declarados una amenaza. Una de esas niñas de 16 años, Ruby, consigue escapar de su campamento y se une a un grupo de adolescentes que huyen de las fuerzas del gobierno.
Tras la estela dejada por ‘Harry Potter’ y ‘Los Juegos del Hambre’, es imposible encontrar una franquicia adolescente que una el éxito comercial con el artístico.
‘Mentes Poderosas’ no es la bienvenida excepción, sino una sucesión de errores que llevaron al resto de franquicias al fracaso, repetidos una y otra vez hasta el abierto (y cantado) desenlace.
Más cerca de ‘Divergente’, ‘Percy Jackson’, ‘Beautiful Creatures’ y ‘Soy el número 4’ que de Katniss y Harry, la cinta de Jennifer Yuh basada en la novela de Alejandra Bracken desperdicia el carisma de su joven protagonista Amandla Stenberg, en una suerte de mezcla de los X-Men con todos los clichés propios de las distopías adolescentes facilonas.
No hay un segundo del metraje donde contemplemos material realmente genuino, ni a nivel estético y visual ni (mucho menos) dramático. Todo lo que ocurre lo hemos visto; el libreto es tan comodón, imbécil (¿qué Gobierno en su sano juicio decide meter en campos de concentración a su única esperanza de futuro?) y transparente que los enigmas se resuelven sin apenas esfuerzo, como si Yuh tirara del manual del Blokcbuster teen, creyendo a pies juntillas que el público traga con todo mientras lo atiborres de ruido, almíbar y palomitas.
Igual la Raza Humana se dirige sin remisión al prototipo de tripulantes del Axiom que tantos hilarantes (y descorazonadores, a poco que uno se pare a analizar lo que está viendo) momentos nos hicieron pasar en ‘Wall-E’; igual nuestro juicio crítico cada vez está más reducido y domado por la interminable acumulación de contenidos.
Igual no basta con la evasión que proporciona una película palomitera. Igual hay que reducirlo todo al mínimo esfuerzo de cortapegar las ideas de otros que, en su mayoría, también cortapegaron con mayor acierto.
‘Mentes Poderosas’, es inocua, insípida, inodora. Una marca blanca donde te pueden contar esta historia o cualquier otra. Mientras la estás viendo, con el listón muy muy bajo, ni entusiasma ni desagrada.
Pero, a pocas ganas que el espectador tenga de mantener un juicio propio, incluso un poco de amor propio, se revolverá en la butaca pensando que ha malgastado tiempo y dinero en ver lo mismo (sin medias tintas ni ningún cambio que al menos sorprenda un poco), otra vez.
Lo mejor: la joven Amandla Stenberg.
Lo peor: es otro síntoma de un mal mucho mayor.
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