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‘Venom’: doctor, recéteme un genérico

Teaser poster de Venom destacada

Teaser poster de Venom

El reportero Eddie Brock se convierte en el anfitrión del simbiote alienígena conocido como Venom. Como periodista, Eddie lleva tiempo intentando desenmascarar al creador de la Fundación Vida, el famoso genio científico Carlton Drake, una obsesión que ha arruinado su carrera y la relación con su novia, Anne. Al investigar uno de los experimentos de Drake, el ente alienígena Venom se fusiona con el cuerpo de Eddie, y el reportero adquiere de pronto nuevos e increíbles superpoderes, así como la oportunidad de hacer prácticamente lo que se le antoje. Retorcido, oscuro, impredecible e impulsado por la cólera, Venom obliga a Eddie a luchar por controlar unas habilidades sumamente peligrosas que, al mismo tiempo, también resultan embriagadoras y le hacen sentir poderoso. Dado que Eddie y Venom se necesitan mutuamente para conseguir lo que quieren, se van entremezclando cada vez más… ¿Dónde acaba Eddie y empieza Venom?.

Lo primero, desmentir las peores críticas (normalmente alentadas por las hordas de Trolls que pueblan Internet, y lobbies varios): ‘Venom’ es mejor, a todos los niveles, que  ‘Catwoman’, ‘Daredevil’ y ‘Los cuatro fantásticos’ (las de Trank o Story, igual nos da, que nos da lo mismo).

El estreno en solitario de Eddie y su simbionte es una digna película de antihéroes, que se disfruta durante todo el metraje como mero vehículo de entretenimiento.

Tom Hardy, como suele ser habitual en su variada filmografía, enriquece cada escena, haciendo mucho con muy poco, y consiguiendo que el letal protector de San Francisco no resulte excesivamente odioso ni (también excesivamente) repulsivo. Incluso nos cae simpático, el bicho.

Su doble papel, la simbiosis de un pringado humano (porque Eddie lo es, con P mayúscula) con otro pringado alienígena, el miedo y las dudas ante un poder demoledor y feral que es incapaz de controlar, se traducen en momentos interesantes con potencial (pero explorados superficialmente), y mucha comedia macarra (voluntaria o no, es algo que solo saben sus creadores).

Pero, los problemas de ‘Venom’, que impiden que perdure en la memoria más allá de su metraje, residen en tres factores: su despliegue puramente genérico, sin ningún atisbo de ‘autor’ detrás; la mutilación de la sala de montaje, donde seguro que se quedaron muchas escenas jugosas (en todos los sentidos) incapaces de pasar el corte de la calificación y la cobardía del estudio y, por último pero no menos importante, Avi Arad, el Apocalipsis de las franquicias, incapaz de innovar, de arriesgar, de despeinarse.

Como mucho, cumplir con la papeleta e irse a casa con la pasta puesta, como buen productor mercenario.

Sin un director enfrente con cierta entidad que le frene (Bryan Singer o Sam Raimi, por ejemplo), Arad se limitará al mínimo imprescindible.

‘Venom’ le pasa por encima a Ruben Fleischer, que se limita a juntar planos y no morder la mano que le da de comer.

La ausencia de alguien detrás de las cámaras que de vez en cuando golpeé la mesa deriva en un montón de metraje de segunda unidad donde, a estas alturas, se nota el especialista y no la estrella (la espectacular escena de la moto pierde lustre porque es evidente que ése no es Tom Hardy. ¡En los tiempos que corren, los de ‘Misión Imposible: Fallout!), efectos visuales que cumplen la papeleta sin destacar en nada; una banda sonora sin un solo tema para el recuerdo y el primer cameo de Stan Lee que nos deja fríos.

Igual debemos asumir que este ‘Venom’, probablemente, sea el único que veremos en una película con pretensiones de Blockbuster. Estrenarlo en todo su esplendor partiría por la mitad todas las calificaciones por edades del tío Sam.

Pero, fuera del Marvel ‘Marvel’, las cosas pueden ir extremadamente bien (‘X-Men 2’; ‘X-Men: First Class’) extremadamente mal (‘Daredevil’, la imposible ‘X-Men 3’) y todo un mundo de entretenidos ni fú ni fá donde ‘Venom’, por el momento (a falta de ver si nos callamos la boca con una versión extendida y sin censura para el formato doméstico), ya tiene un sitio.

Lo mejor: la simbiosis de Tom Hardy.

Lo peor: es una marca blanca hecha peli.

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