Riley North despierta de un coma después de que su marido y su hija hayan sido brutalmente asesinados. Cuando el sistema que debe juzgar a los asesinos fracasa, Riley decide tomarse la justicia por su mano.
De igual modo que la factoría Disney se abre camino en la industria del cine reciclando su fondo de catálogo animado en películas de acción real, parece que vivimos una época dorada para que la venganza, la justicia y la violencia sean empuñadas por manos de féminas. Los Segal, Stallone, Statham, Reeves o Neeson, por citar unos pocos, han quedado un poco atrás con las mujeres de armas tomar de títulos como los ‘Kill Bill’, ‘Gorrión Rojo’, ‘Atómica’, o ‘Revenge’, por nombrar otros pocos. Bien sea por aquello de la paridad, por hacer caja, o por volver a dar nueva vida a argumentos ya muy manidos, los amantes de este género están de enhorabuena.
‘Matar o morir’ (o ‘Peppermint’ -Menta- en su idioma original), es una película de liarse a tiros desde el amanecer. Curiosamente desde lo alto de un aparcamiento completamente vacío en la poblada ciudad de Los Ángeles.
Pierre Morel (‘Distrito 13’, ‘Venganza’, ‘Caza al asesino’), está especializado en dirigir este tipo de películas de acción, donde es más importante el calibre de las armas que la línea argumental. Aunque hay que señalar que en el caso de esta producción americana con dinero chino, el esquema aunque sobradamente repetido, funciona con eficacia.
Jennifer Garner (tras la exitosa serie televisiva ‘Alias’, ‘Dallas Buyers Club’, ‘Con amor, Simón’), es su principal reclamo. De madre y esposa representativa del ideal familiar al uso americano, pasa a ser una cruel justiciera con ansias de venganza asesina en lo que se pisa de 0 a 100… pero en cinco años. En este papel de acción, peleas y tiros, y con algo de drama de por medio, está impecable y hasta bastante creíble.
John Gallagher Jr. (‘Calle Cloverfield’ 10’, ‘Las vidas de Grace’), y John Ortiz (‘El lado bueno de las cosas’, ‘American Gangster’), son la pareja de detectives que siguen el reguero sangriento de la enojada asesina mientras descubren su pasado.
Un marido casi seducido por los chanchullos del dinero fácil pone al descubierto todo un regimiento de malotes chicanos violentos que utilizan esa misma fortuna para arrastrar jueces y policía sin miramientos. Y una sola mujer, hecha a sí misma y letal, que sabe poner en jaque a los narcotraficantes con el apoyo de la comunidad más desfavorecida de la ciudad. Estos personajes son los pilares que sustentan la película.
Aunque ‘Matar o morir’ quiere y no puede defender ni justificar la venganza sangrienta, busca el soporte de los medios de comunicación y de las redes sociales como altavoz para contrarrestar otros males mayores que sufre la sociedad, mediante un “linchamiento digital”. El problema de crear un “ángel de la guarda” de este tipo es que las definiciones de justicia y venganza puedan ser tan difusas como que no se puedan distinguir.
‘Matar o morir’, además de ironizar sobre los excesos de las madres competitivas, está bien construida y repleta de buenas dosis de violencia, a pesar de que sepamos desde el principio las ansias de la heroína por “chingar” (perdón por la expresión) a los perros de la droga.
Lo mejor: el festival de acción y de “piñatas salvajes”
Lo peor: el abuso de malos latinos cinematográficos (haberlos haylos), que para algún que otro mandatario gubernamental pueda servir de excusa para elevar fronteras o incrementar deportaciones.
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