‘Bohemian Rhapsody’ es una rotunda y sonora celebración de Queen, de su música y de su extraordinario cantante Freddie Mercury, que desafió estereotipos e hizo añicos tradiciones para convertirse en uno de los artistas más queridos del mundo. La película plasma el meteórico ascenso al olimpo de la música de la banda a través de sus icónicas canciones y su revolucionario sonido, su crisis cuando el estilo de vida de Mercury estuvo fuera de control, y su triunfal reunión en la víspera del Live Aid, en la que Mercury, ya gravemente enfermo, lidera a la banda en uno de los conciertos de rock más grandes de la historia. Veremos cómo se cimentó el legado de una banda que siempre se pareció más a una familia, y que continúa inspirando a propios y extraños, soñadores y amantes de la música hasta nuestros días.
A pesar de esta sinopsis tan completa y de que actualmente la vida de cualquier celebridad se puede seguir por las redes sociales o tirando de fondo de archivo en Youtube, Wikipedia y similares (con las inexactitudes que pueda conllevar), no se cuenta nada nuevo que no se sepa ya, incluso si se comenta que al final muere…
‘Bohemian Rhapsody’ es en definitiva un tributo. No importa si se es seguidor de los Queen, de Freddie Mercury; si se pertenece a esta generación, o a otra de tiempos anteriores e incluso más recientes. Muy pocas personas que tengan cierta sensibilidad en los oídos pueden presumir de no haber escuchado nunca en su vida algún ritmo de esta banda en todo el mundo. Salvo que no tengan ni un triste transistor con el que contacten con su realidad social.
Fuera de polémicas por el despido del director, de problemas entre éste y el protagonista, o de cualquier demanda judicial, Bryan Singer firma la autoría de ‘Bohemian Rhapsody’, sin aparecer en los créditos su sustituto Dexter Fletcher, aunque sí constan ambos en la producción.
Brian May y Roger Taylor, cofundadores de la banda británica, Jim Beach, manager del grupo, y Graham King, son los principales productores de esta impecable cinta basada en Queen y en su carismática estrella Freddie Mercury.
Desde la fanfarria de la Fox, arreglada al estilo Queen por Brian May, hasta la impoluta recreación del concierto que volvió a unir a sus cuatro componentes para el Live Aid por África en el Wembley del 85, ‘Bohemian Rhapsody’ es un espectáculo de sonido remasterizado.
Se repasa la carrera musical tanto de los orígenes de Smile (antes de la llegada de Freddie), como el nacimiento de Queen en 1970. Los duros inicios de tener que vender una furgoneta a cambio de grabar un álbum, o la extravagancia de una panda de inadaptados que cantan para un público similar.
A partir del particular sencillo “Bohemian rhapsody”, y los problemas para publicarlo en la todopoderosa Emi de Ray Foster (irreconocible Mike Myers una vez más), su estilo va oscilando entre la lírica operística, el rock y el pop discotequero.
Rami Malek da vida al siempre excesivo cantante de origen indio, y oveja negra de la familia, con una exactitud magnífica. Su interpretación, modos y maneras, gestos y ademanes son casi perfectos, a excepción de que Mercury es imposible de imitar tanto en voz como en presencia, y que la prótesis dental que lleva canta demasiado por sí misma.
El resto del reparto funciona muy bien (tanto los buenos como los malos), pero claro, siempre eclipsados por la gran “diva” del grupo, tanto fuera de la pantalla como por el elenco de actores.
En cuanto a su argumento, pues es lo que es: una biografía de un periodo de tiempo dado, en el que se echa en falta profundizar algo más en la compleja psique de los protagonistas. Además de la enorme riqueza creativa, ‘Bohemian Rhapsody’ presenta la homosexualidad y las drogas sin tapujos, aunque no termina de explorar lo que significó ser una de las primeras grandes figuras en contraer el sida (al igual que Rock Hudson),y las repercusiones sociales de aquella época. “Ser humano es una enfermedad que a veces requiere anestesia”, en palabras de su protagonista.
‘Bohemian Rhapsody’ es un excelente trabajo cinematográfico, y sobre todo un brillante homenaje al legado de Queen, a pesar de echar de menos ese “Friends will be friends”. Posee gran fuerza y presenta el repertorio musical perfectamente integrado en el argumento de la película, haciendo las delicias tanto de fans, como de seguidores y allegados de diferentes generaciones.
Lo mejor: toda la recreación del concierto del 85 en el estadio de Wembley, en su totalidad como sonaron.
Lo peor: que todavía podía haber destilado más espíritu de cercanía hacia las grandes estrellas, y la ausencia de muchas más referencias en el panorama musical de la época.