En la bahía de Tokio, el reciente inaugurado complejo turístico y centro de convenciones “Edge of Ocean” prepara la próxima feria. El 1 de mayo, antes de la ceremonia de apertura, más de 22,000 agentes de policía están vigilando el edificio cuando por sorpresa se produce una explosión a gran escala. Durante la explosión se encuentra Tooru Amuro, jefe de la policía nacional de Seguridad Pública. El detective más famoso de Japón, el detective Conan, deberá resolver otro nuevo caso y encontrar al culpable.
Pocos personajes de dibujos pueden presumir de tener un currículum tan abultado como es el caso del Detective Conan. Desde que Gosho Aoyama dibujara por primera vez en 1994 a Shinichi Kudo, nombre real del sagaz personaje, supera ya el millar de historietas gráficas que describen sus aventuras y desventuras en formato manga. Pero también llega a casi similar volumen el número de episodios del anime que se han emitido por la televisión japonesa. Y más de una veintena de largometrajes animados, numerosos cortos, especiales junto a Lupin III, e incluso series con personajes reales.
‘Detective Conan: El caso Zero’ es la película número 22 de la saga y la primera que se estrena en pantalla grande en nuestro país. Con estas credenciales es casi imposible que la legión de seguidores del cómic dejen pasar la oportunidad para disfrutar de esta animación en cine.
Yuzuru Tachikawa pertenece a esa joven y prolífica hornada de directores de animación japonesa, responsabilizándose de esta nueva y frenética entrega. En primer lugar nos sitúa en el contexto de la trama, la inauguración del impresionante centro de convenciones Edge of Ocean con todo lujo de detalles, para recrear los orígenes del pequeño detective que debe su nombre tanto al creador del mismo Sherlock Holmes, como al novelista detectivesco japonés Ranpo Endogawa.
Ese “crío extraño”, como citan al protagonista de la película en alguna ocasión, es un detective adolescente que en sus orígenes fue envenenado persiguiendo a unos misteriosos hombres de negro, y como consecuencia su organismo le rejuveneció y atrapó en un cuerpo de seis años.
A Shinichi/Conan le acompañan en este capítulo sus habituales compañeros de intrigas: su enamorada Ran Mouri, el padre de ésta y expolicía sobrevenido a detective, el profesor Agasa, Ai Haibara, Tooru Amuro el agente encubierto del Café Poirot y Zero dentro de la Agencia de Seguridad de la Policía Nacional, y otros muchos más personajes. El problema de no conocerlos suficientemente se multiplica cuando además de poseer diferentes nombres en clave, los hay que llevan el pseudónimo de todo tipo de licores destilables.
‘Detective Conan: El caso Zero’ es una compleja aventura repleta de suspicacias, acertijos, sospechas y ciberataques que obliga a estar pendientes de la pantalla para no perder ni un solo fotograma de sus entresijos. Tiene momentos de acción animada como si fuese una versión en dibujos de la saga “Fast & Furious”. Como no podía ser de otro modo, incorpora una recurrente canción final propia de todas las producciones animadas japonesas. Además, aprovecha los títulos finales para promocionar Tokio en imagen real, al margen de la trama, y para quienes se quedan hasta el final de la proyección se encontrarán con la sorpresa de una escena post-créditos extra.
Sin duda, ‘Detective Conan: El caso Zero’ hará las delicias y cubrirá las expectativas de sus cada vez más numerosos seguidores, en las enrevesadas aventuras del pequeño detective con pajarita (aunque aquí poco la luce) y monopatín a propulsión.
Lo mejor: ver y disfrutar con mimo y detalle de este imprescindible personaje manga dibujado en este inteligente anime.
Lo peor: que no es un título especialmente infantil por la trama y por su duración, y en el que el espectador se puede perder si no está demasiado familiarizado con sus protagonistas.