Siete desconocidos, cada uno con un secreto que ocultar, se reúnen en el lago Tahoe, en El Royale, un deteriorado hotel con un oscuro pasado. Durante el transcurso de una fatídica noche, todos tendrán una última oportunidad de redención… antes de que todo se vaya al infierno.
La historia del cine nos ha hospedado en curiosos hoteles que se han convertido, por identidad propia, en los verdaderos protagonistas de sus películas. No solo por las peculiaridades, las rarezas y las singularidades de los personajes que los moraban, sino por cómo estas quedaban eclipsadas por la conciencia del establecimiento en sí. El famoso motel Bates de ‘Psicosis’, ‘El gran hotel Budapest’, ‘El hotel de millón de dólares’, e incluso el ‘Hotel Transilvania’ pueden servir de ejemplos para ilustrar estos elementos arquitectónicos con vida propia. E incluso el antro en el que se refugian los malhechores de ‘Abierto hasta el amanecer’ podría tener cabida en la introducción de la presente película.
‘Malos tiempos en El Royale’ es de esos títulos que no te deja en absoluto indiferente. Rezuma calidad por cada uno de sus fotogramas. Posee interesantes dosis de misterio y suspense en sus magníficos planos muy bien compuestos. Y un argumento de historias que se entrecruzan, con personajes marginales que te atrapan en la butaca con excelentes interpretaciones más teatrales que cinematográficas.
El responsable de todo ello es Drew Goddard, director de la siniestra ‘La cabaña en el bosque’, y responsable de guiones como ‘Marte’, ‘Guerra mundial Z’, ‘Monstruoso’, y capítulos de series como ‘Buffy, cazavampiros’, ‘Ángel’, ‘Alias’ o ‘Perdidos’. De hecho, El Royale recuerda un tanto en la distancia al experimento anterior de su primera película, en la que experimentaba con cinco estudiantes en medio del bosque.
En esta ocasión, reúne siete actores muy convincentes para siete papeles que ocultan un pasado tras la delicadas paredes de un hotel en horas bajas. Jeff Brigdes, Cynthia Erivo, Dakota Johnson, Jon Hamm, Cailee Spaeny, Lewis Pullman y Chris Hemsworth, están fabulosos en este encuentro pseudo-teatral de una noche en vela a finales de los sesenta.
Su argumento nos hace viajar en el tiempo para saber más de los enigmáticos personajes, coincidentes en este hotel bipolar cuya frontera caprichosa pasa por el mismo centro de su edificio: a un lado la alegre California y al otro la seria Nevada. Dividida en actos por número de habitación, se toma su tiempo (casi dos horas y media), para narrar con cuidado, mimo y precisión, a las maneras de un auténtico Hitchcock moderno… Y cuando está en lo más alto de la trama, es capaz de seguir subiendo.
Cuenta con una genial compilación de canciones de la época que, unida a la banda sonora del incombustible Michael Giacchino, acompañan al espectador muy gratamente en los largos pasillos oscuros mientras se intenta amansar con su música a las fieras de los personajes.
‘Malos tiempos en El Royale’ es una película algo canalla y atractivamente tensa, que atrapa con delicadeza entre la arrogancia y las ocultas mentiras de sus manipuladores inquilinos.
Lo mejor: su argumento, el tempo, y por supuesto las interpretaciones del reparto. Deja también algunos cabos sutiles a merced del espectador.
Lo peor: tal vez la resolución… pero es muy difícil concluir de otra manera.