En la nueva película ‘Ralph rompe Internet’, Ralph sale de los recreativos y se adentra en el mundo inexplorado, expansivo y emocionante de Internet. Averiguaremos si sobrevive al poder de demolición de Ralph. Ralph (voz de John C. Reilly), el malo de los videojuegos y su compañera Vanellope von Schweetz (voz de Sarah Silverman) tendrán que jugárselo todo viajando por las redes en busca de una pieza de repuesto que salve Sugar Rush, el videojuego de Vanellope. Y para complicar más las cosas, Ralph y Vanellope dependen de los ciudadanos de Internet, los llamados ‘ciudanets’ para que les ayuden a desenvolverse en ese peligroso mundo. Entre ellos está un empresario de Internet llamado Yesss (voz de Taraji P. Henson), que es el algoritmo estrella y el alma de “BuzzTube”, la página web más de moda del momento.
En Occidente, vivimos conectados. El imparable auge de los medios sociales y la expansión (por ahora sin techo conocido) de Internet, ha cambiado nuestra forma de acceder a la información, relacionarnos y, también, hacernos daño.
’Ralph rompe Internet’ continúa las andanzas de Ralph y su inseparable amiga Vanellope, inmersos en una aventura para salvar el mundo que conocen. Y lo hace expandiendo todo lo que vimos en la primera entrega (el nivel de detalle de la animación es todo un espectáculo), pero cuidando también el componente emocional, que tanto echamos de menos a veces en las secuelas, cuando pierden el fondo en favor de la forma.
Son muchos, y acertados, los momentos hilarantes de la película (atención a las ventanas emergentes, los Influencers, ‘YouTube’, Google y demás ‘gigantes’ con los que convivimos a diario), que progresa sin un momento de respiro hacia el excelente final.
También, con tacto pero inequívoca claridad, la cinta reflexiona sobre el ciberacoso y las adicciones derivadas de vivir permanentemente atentos a una vida irreal que, cada vez más a menudo, nos hace perder de vista la real.
Por último, pero no menos importante, ‘Ralph rompe Internet’ se suma a la igualdad de género (bien entendida) con la presentación en sociedad de todas las Princesas Disney como personas (maltratadas y ninguneadas) de verdad, que ponen los puntos sobre las íes de un rumbo que la Casa del Ratón está cambiando sin prisa, pero sin pausa.
Aparte de los dialógos de Ralph y Vanellope, las mejores líneas van para ellas, y cada escena en la que aparecen es absolutamente relevante e imprescindible.
Para muestra, un botón:
“¿Todos dan por hecho que tus problemas se solucionan cuando aparece un hombre grande y fuerte?”. “Sí”, responde Vanellope. “¡Es una princesa!”.
Disney vuelve a dar en el clavo con el retorno de dos amigos para siempre.
No es tan fresca y desbordante como la primera, pero tiene cualidades de sobra para reivindicarse y ser disfrutada en la gran pantalla.
Lo mejor: las Princesas Disney, Vanellope y Ralph.
Lo peor: algunos diseños/homenaje demasiado evidentes.