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‘Expediente 64: Los casos del departamento Q’, sadismo civilizado

Dos obreros hacen un alarmante descubrimiento en un antiguo apartamento de Copenhague: escondidos tras una pared falsa se hallan tres cadáveres momificados, sentados alrededor de una mesa con un cuarto asiento libre. El caso lo investigan el detective Carl Mørck y su asistente Assad. Su objetivo será descubrir quiénes son las momias y para quién estaba destinado el cuarto asiento. Carl y Assad empezarán una carrera a contrarreloj para frenar nuevos asesinatos y ataques.

La cuarta entrega cinematográfica de la saga del Departamento Q es la primera que porta el mismo nombre que la novela de Jussi Adler-Olsen, de las siete publicadas hasta el momento. Las cuatro películas son, sin lugar a dudas, el mejor ejemplo de cine policíaco negro que se ha producido en Europa en los últimos tiempos.

El hecho de mantener a los mismos actores enfundados en sus personajes durante toda la serie, idéntica estructura narrativa con sus particulares saltos temporales a la hora de contar la historia, y un esmerado respeto por parte de sus diferentes directores hacia el trabajo ya realizado, confieren un distintivo de calidad y de excelente producción.

Con el “Summer wind” de Sinatra, y una chica enamorada corriendo en plano del revés por una playa nórdica, comienza a principios de los 60 la inquietante historia que abre el “Expediente 64”, y que acabará como la simbólica manzana mordida tirada en la orilla a merced de las suaves olas.

Este ‘Expediente 64: Los casos del departamento Q’ está dirigido por el danés Christoffer Boe con el mismo acierto que sus capítulos predecesores. Cuenta con los anteriores guionistas Nicolaj Arcel y Mikkel Nørgaard (quien dirigió las dos primeras películas) y con la incorporación de Bo Hr. Hansen. Por todo ello, la continuidad de la historia es perfecta.

Nikolaj Lie Kaas y Fares Fares vuelven a encarnar a Carl y Assad respectivamente, la pareja investigadora defenestrada a los sótanos de la policía de Dinamarca, para clasificar el archivo y de paso desempolvar algún caso ambiguo. La actriz Johanne Louise Schmidt, que aparece desde la segunda entrega, es Rose, la resuelta ayudante que mantiene a raya los niveles de testosterona de sus protagonistas.

‘Expediente 64: Los casos del departamento Q’ no pierde el tiempo en la presentación de sus habituales personajes. Ha pasado el tiempo y se anuncia el cambio de destino de Assad para avanzar en su carrera policial. La frialdad de Carl consumido por sus demonios internos pone en entredicho la valía del departamento, inmerso en un nuevo y espeluznante caso de asesinato múltiple.

Menos negra que las anteriores y relajando la dosis frenética respecto a la última película, ‘Expediente 64’ sigue ofreciendo magníficos diálogos y muy buenos planos, repletos de acciones paralelas en tiempo y espacio, con los que aderezar esta imprescindible historia. A cambio da un valiente paso denunciando una Dinamarca tremendamente civilizada pero ocultamente salvaje por políticas de supuestas reformas sociales llevadas a cabo tanto en los años 30 como en los 60. Una limpieza genética y xenófoba en toda regla.

Narrada en dos tiempos muy distintos, alterna la acción, el suspense y el drama, conjugando perfectamente los trazos del humor morboso de algún médico, los excelentes diálogos y los planos metafóricos que simbolizan la frialdad y la distancia entre los dos protagonistas en medio de la nieve. Personajes a estas alturas tremendamente sólidos, magníficamente apoyados por los nuevos a los que se refiere este episodio.

También tiene tiempo para interesantes reflexiones sobre la selección natural, los orígenes de la cultura democrática, y de cómo la xenofobia se abre camino en la actualidad. ‘Expediente 64: Los casos del departamento Q’ contribuye a mantener el listón muy alto de las tres entregas anteriores, ‘Misericordia’, ‘Profanación’ y ‘Redención’. Pero más allá de tener sus momentos de distensión entre los dos compañeros de Carl bromeando con los defectos de éste, no duda en poner en entredicho las ocultas prácticas de un país tan supuestamente civilizado como pueda ser Dinamarca.

Imprescindible para todo amante del género policíaco y del cine negro.

Lo mejor: el suspense, los personajes principales de la saga y los propios de este título, el argumento, su desarrollo y su conclusión… todo.

Lo peor: la espera hasta la siguiente entrega.

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