Cuando Pete y Ellie tomaron la decisión de crear una familia, no sabían que estaban dando el primer paso para adentrarse en el mundo de la adopción. Y cuando conocieron a un trío de hermanos, con adolescente quinceañera rebelde incluida, ese paso se convirtió en una alocada carrera que les llevó de cero a tres hijos de un día para otro. En tales circunstancias, Pete y Ellie deben esforzarse, entre carcajadas, para dominar el arte de la paternidad instantánea que les lleve a convertirse en una familia.
Lejanos quedaron los días en los que los niños no solo venían de París, sino que en ocasiones traían un pan debajo del brazo, por aquello de asegurarse una supuesta manutención de por vida. En los tiempos actuales, llegan de dispares y remotos lugares, desde el propio hogar o incluso de diferentes continentes, y ninguno porta un libro de instrucciones. No hay dos iguales, ni siquiera los gemelos, en cuanto a personalidad y conductas se refiere. Cada niño es un mundo, al igual que sus padres, a la hora de formar una familia.
Su director, productor y guionista Sean Anders (‘Padres por desigual’, ‘Dos padres por desigual’), inspirándose en su propia experiencia en la vida real, junto a John Morris como co-guionista y productor, construyen una comedia espléndida y cariñosamente divertida.
Mark Wahlberg (quien ya colaboró con el director en las películas mencionadas además de producir esta, ‘The Fighter’, ‘Infiltrados’), y Rose Byrne (‘Juliet, desnuda’, ‘28 semanas después’, ‘Sunshine’), son felices reformando casas. Como pareja, de pronto, se plantean la posibilidad de convertirse en familia. Y por las circunstancias de cada uno, la adopción es una buena alternativa para saltarse esa etapa de biberones y pañales.
En esa repentina decisión de pareja de romper la rutina para formar familia, la ignorancia y la inconsciencia les llevan a acoger tres hermanos de diferentes edades y muy distintos caracteres. Wahlberg y Byrne saben desarrollar una relación especial con buena química que transfieren muy bien al resto de actores.
Isabela Moner (joven actriz televisiva que ya despuntó en ‘Sicario: El día del soldado’), Gustavo Quiroz y la pequeña Julianna Gamiz, representan a los tres hermanos latinos que deambulan por la cruda realidad del limbo de los centros de acogida aguardando unos padres deseados. Tres joyitas encantadoras a la vez que problemáticas sin un “modo de empleo” para educar al que acogerse. Isabela Moner además interpreta la preciosa canción “If I’ll stay” en los créditos de la película.
En esa alocada decisión de pareja, ambos estarán asesorados por inverosímiles dinámicas de grupo y cursos de adopción, a cargo de las irónicas y casi cínicas interpretaciones de las geniales Octavia Spencer y Tig Notaro. Y no podían faltar los simpáticos papeles de esas abuelas abnegadas y sorpresivas a cargo de Margo Martindale y Julie Hagerty, e incluso un esperado cameo de Joan Cusack.
‘Familia al instante’ habla de esa “conexión cósmica” a la que nos acogemos en esos momentos difíciles para continuar y solventar los problemas familiares. Aporta un excelente humor bien engarzado y proporcionado a la parte dramática por la que pasan demasiados niños de todas las edades, en centros y familias de acogida, esperando a que unos padres puedan reparar y restaurar sus problemáticas vidas. Jóvenes con escasas pertenencias dentro de bolsas de basura en busca de un hogar, huyendo de los malos tratos.
En medio de “ferias de adopción” muy peculiares, el símil entre reconstruir casas para ofrecer nuevos hogares, y además arremeter contra los prejuicios de adoptar niños “de otros”, en medio de todo eso, florece una simpática y tierna aventura educativa para todo tipo de público, muy bien realizada e interpretada con mucho amor y cariño por cada uno de sus protagonistas.
Disfrazada de divertida comedia, ‘Familia al instante’ es un excelente manual práctico de educación para padres e hijos adoptivos, extensivo al resto de la sociedad. Una montaña rusa de sentimientos, presentada a modo de simpática y tierna aventura aleccionadora, que rehuye de cualquier trivialidad.
Lo mejor: la sorpresa de no encontrar una burda comedia con chiste fácil, sino todo lo contrario, un inteligente argumento que pone el punto de atención en todo lo que rodea a la adopción y a niños sin hogar.
Lo peor: todas esas penurias que no se cuentan y que pueden padecer los jóvenes hasta que encuentran el amor y cariño, si es que llega en algún momento, que todos nos merecemos.