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‘Green Book’, dos en la carretera

Cuando Tony Lip, un rudo italoamericano del Bronx, es contratado como chófer del virtuoso pianista de color Don Shirley, durante una gira de conciertos por el Sur de Estados Unidos, deberá confiar en «El libro verde», una guía de los pocos establecimientos seguros para los afroamericanos, para encontrar alojamiento. Son dos personas que tendrán que hacer frente al racismo y los prejuicios, pero a las que la bondad y el sentido del humor unirá, obligándoles a dejar de lado las diferencias para sobrevivir y prosperar en el viaje de su vida.

Nick Vallelonga ha rendido un precioso y emotivo homenaje, no sólo a su padre Tony Vallelonga sino también al Dr. Donald Walbridge Shirley, excepcional pianista y compositor, al describir esta magnífica historia sobre la amistad. Entre numerosas horas de entrevistas grabadas, Nick da forma a la gira de dos meses que realizaron en 1962 con el Don Shirley Trío para el sello discográfico Cadence Records. En la escritura del guión de ‘Green Book’ también participan Brian Hayes Currie y el propio director Peter Farrelly. Los tres producen esta excelente película que se inspira en aquellos sucesos reales, en la que incluso la actriz Octavia Spencer participa en la producción ejecutiva.

Viggo Mortensen interpreta a Tony “Lip” Vallelonga, un italoamericano inculto, ignorante y desconfiado con la gente de color, que se sabe ganar a la gente por su “labia” y mantiene la seguridad del exitoso Copacabana en el Nueva York de principios de los 60. Con un apetito voraz (no hay más que ver su aspecto físico para el papel), vive con su numerosa familia en el Bronx (la mayor parte interpretada por descendientes reales del propio Tony y su esposa). Durante la remodelación del local ha de sobrevivir con chanchullos para mantener a su progenie. Entonces se le ofrece la posibilidad ser el chófer temporal del Dr. Shirley.

En el asiento de atrás viaja Mahershala Ali, en el papel de un refinado e instruido pianista, posiblemente el mejor de su época. Un negro afincado en un lujoso apartamento sobre el teatro Carnegie Hall, con trono incluido. Necesita un “valet” -asistente personal- para que le lleve de gira durante los dos meses previos a la navidad a cada uno de los conciertos firmados con la discográfica del Don Shirley Trío, sin fallar ni uno solo, y que se ocupe de todo esté según lo acordado, sin que falte piano Steinway, ni botella de Cutty Sark.

Los dos actores están magníficos y soberbios en esta relación de tira y afloja que confluye en un relato de auténtica amistad. Mortensen es rudo y bruto; un hombre de la calle, sincero y de palabra, que sabe hacer alarde de idiomas en su interpretación (domina unos cuantos por su origen), y se jacta de subida de peso comiendo todo lo que se le cruza. Ali es estirado y distante con el mundo en el que vive por las circunstancias de su exclusiva educación musical. Vive en la disyuntiva de “no ser lo suficientemente negro, ni blanco, ni hombre”.

Preciosos papeles para geniales interpretaciones, donde se les coge mucho cariño y te enamoras de los personajes.

Peter Farrelly cambia por completo el registro al que nos tiene acostumbrados.De la comedia desmesurada salta con destreza y eficacia a narrar esta historia de dos en una carretera a mitad de camino entre ‘Paseando a Miss Daisy’ y ‘My Fair Lady’. Un viaje que descubre un bonito país, confronta la seriedad y rectitud frente a la diversión y vulgaridad, y rompe con toda atadura a cualquier prejuicio, en donde “el genio no basta, hace falta el valor para cambiar los corazones”.

‘Green Book’ es una road movie gastronómica, una travesía para romper extrañas opiniones anquilosadas y enseñar a relacionarse con los demás, y un viaje por el honor, la comprensión y la amistad. Todo ello contado con delicadeza, humor, y sutileza, sin necesidad de grandes aspavientos para tocar sensibilidades. Con cierta rabia contenida es capaz de transmitir inolvidables secuencias como la de los negros trabajando los campos sureños.

Es preciosa y encantadora. Una de las mejores producciones que se pueden disfrutar con mucho cariño de los últimos tiempos.

Lo mejor: la relación y la evolución de su conexión entre los dos protagonistas, con unas interpretaciones fabulosas, por saber quién es más negro de los dos.

Lo peor: que por no gritar desaforadamente a los cuatro vientos no sea considerada por su auténtico valor emocional, pues bien es cierta su máxima de que “nunca se gana con la violencia, se gana con la dignidad”.

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