Todos llevamos un superhéroe dentro, solo se necesita un poco de magia para sacarlo a la luz. Cuando Billy Batson (Angel), un chaval de acogida de 14 años que ha crecido en las calles, grita la palabra ‘SHAZAM!’, se convierte en el Superhéroe adulto Shazam (Levi), por cortesía de un antiguo mago. Dentro de un cuerpo musculoso y divino, Shazam esconde un corazón de niño. Pero lo mejor es que en esta versión de adulto consigue realizar todo lo que le gustaría hacer a cualquier adolescente con superpoderes: ¡Divertirse con ellos! ¿Volar? ¿Tener visión de rayos X? ¿Disparar un rayo con las manos? ¿Saltarse el examen de sociales? Shazam va a poner a prueba los límites de sus habilidades con la inconsciencia propia de un niño. Pero necesitará dominar rápidamente esos poderes para luchar contra las letales fuerzas del mal que controla el Dr. Thaddeus Sivana.
En el cine, como en la vida, encontrar el camino a seguir nunca es fácil.
Tras los varapalos de crítica y público (las recaudaciones estuvieron muy por debajo de las expectativas y lo que estos personajes merecen) de ‘El Hombre de Acero’, ‘Batman v Superman’, ‘Escuadrón Suicida’ y ‘Liga de la Justicia’, puede que los jerifaltes de Warner Bros. y DC se dieran por fin cuenta de que es imposible empezar la casa por el tejado.
Así, tras la satisfactoria ‘Wonder Woman’ y el desenfadado tsunami de ‘Aquaman’, DC completa su tripleta de dianas con ‘¡Shazam!’, una comedia alocada, paródica (los créditos y las dos escenas finales son estupendos ejemplos de lo sano que es reírse de uno mismo), desenfadada, amable y familiar; carente de pretensiones más allá de divertir a la audiencia y allanar el camino a futuros títulos, presentando un superhéroe en prácticas (estupendo Zachary Levi) que, también, es un inadaptado chaval de 14 años que busca su lugar en el mundo junto a su disfuncional familia.
El joven Billy y su alter ego, no solo se enfrentarán a la inmensa responsabilidad que conlleva el poder, y al peso del camino a la madurez; también a un villano (Mark Strong, en su sitio, como siempre) que es puro resentimiento, fruto de relaciones familiares nocivas, carentes de confianza y amor.
Durante el viaje del héroe, el director David F. Sandberg nutre la cinta de homenajes (desde el ‘Big’ de Tom Hanks al ‘Superman’ del siempre genial Richard Donner), fan service y dosis de vitalidad y sentido del humor.
La historia de Billy Batson es ciertamente trágica, pero Sandberg la narra recalcando que la familia no está necesariamente asociada al parentesco, y siempre hay luz al final del túnel si las relaciones interpersonales son fuertes.
En este tren de aventuras para adolescentes que es ‘¡Shazam!’, también hay sitio para los adultos, que pueden respirar tranquilos ante una película repleta de valores, conscientemente alejada de la (a menudo impostada) oscuridad que padecimos inicios del DCEU.
A falta de ver el resultado de Joaquin Phoenix como el nuevo Joker, ‘¡Shazam!’ confirma la buena salud de DC que, por fin, parece haber decidido poner los cimientos y crear una buena imagen de marca, antes de construir la mansión de millonetis.
Lo mejor: Zachary Levi, y la absoluta falta de pretensiones.
Lo peor: a veces se nota demasiado el ajustado presupuesto.