Hace muchos años, se crearon los muñecos para dar felicidad a todos los niños del mundo. ¿Pero alguna vez te has preguntado de dónde vienen? Viven en una ciudad mágica donde todo es perfecto. Por el contrario, los UglyDolls, los muñecos de peluche imperfectos viven en Feolandia. Un mundo en el que nadie les juzga y en el que se sienten felices y protegidos. ¿Qué pasaría si estos dos mundos se unieran? Prepárate para esta divertida y loca UglyAventura.
Al contrario de Disney, que primero diseña sus personajes animados para las películas que produce y mira atentamente a pasar factura y engrosar las arcas económicas de la compañía a golpe de mercadotecnia, la línea UglyDolls creada por David Horvath y su pareja Sun min-Kim en 2001 vio la luz comercial, casi por casualidad, mucho antes que la cinta que ahora se estrena. Dieciocho años después de la venta de los primeros peluches, ahora dan el salto a gran pantalla.
Con esta panda de muñecos supuestamente feos pero tremendamente adorables, el director de ‘Alita: Ángel de combate’, Robert Rodríguez, crea una historia infantil para que la dirija el experto en animación Kelly Asbury (‘Spirit: El corcel indomable’, ‘Shrek 2’ y ‘Gnomeo y Julieta’).
El resultado es ‘UglyDolls: Extraordinariamente feos’, una divertida comedia de animación musical para los más pequeños, en la que estrellas de la canción (americanas y españolas), ponen voz y alma para entonar unas melodías algo pegadizas y bastante instructivas, sobre las grandes virtudes de la diversidad y la aceptación de sí mismo y de los demás.
Es una historia de muñecos de felpa únicos y originales por su tara. Descartes de la masiva producción industrial juguetera. Y pretende aleccionar sobre los peligros del acoso y la terrible intimidación que pueda producirse en el mundo de la infancia. Para ello, proyecta realidades despersonalizadas entre los diferentes personajes divididos dos grupos: la felicidad de los muñecos desechados frente a las ansiedades de los sin defectos aparentes que idolatran el lema de que lo “bonito es perfecto”.
‘UglyDolls: Extraordinariamente feos’ es colorida, ágil y muy musical. Enseña la tolerancia y alaba la diversidad. Un universo feliz, despreocupado, radiante y exento de competitividad por ser el mejor, que rehuye de la rivalidad con aquellos otros perfectamente diseñados con la única fijación de ser agradablemente inmaculados para su futuro infante propietario.
A semejanza de las perfectas proporciones del Hombre de Vitruvio, los muñecos aparentemente bonitos buscan la excelencia para “ser el mejor muñeco perfecto”, sin importar las trampas que plantean a los “tarados” (en lo referente a tara física), para que no puedan ni hacerles sombra.
Los UglyDolls solo saben de bondad y cariño. Son pequeños saquitos de costuras y pespuntes de terciopelo que pretenden agradar y adorar al pequeño dueño que los elija. Como “siempre existirá alguien que te menospreciará”, la medicina que propone para subsanarlo a golpe de canción es la de “abrir las mentes para triunfar”.
En un periodo como es la infancia, deberíamos cuidar los mensajes que facilitamos a los más pequeños, que pueden abrumarse por no saber distinguir que en la diversidad y la imperfección puede encontrarse la diversión, integrando y nunca acosando, como propone esta interesante muestra de cine animado, en todos y para todos los sentidos.
Lo mejor: la animación y sus texturas. El mensaje que propone al público infantil (que muchos adultos deberíamos tener más presente), de que para triunfar no hay que mirar por encima del hombro a los demás.
Lo peor: la ambigüedad del mensaje, y que se lo digan a la perfecta obsolescencia programada, a ver si la perfección también tiene algo que ver con la duración.