Tras los eventos ocurridos en Vengadores: Endgame, Spider-Man debe dar un paso al frente y hacerse cargo de las nuevas amenazas en un mundo que ha cambiado para siempre.
Desde que Tony Stark se convirtiera en el hombre de hojalata tecnológico hace más de veinte años hasta el presente, han acontecido innumerables sucesos en la ficción cinematográfica del sello Marvel. El principal de ellos es la convivencia y aceptación por parte del resto de mortales para asumir la necesidad de protección a manos de toda esta legión de superhéroes y de la que está por venir. Un punto y aparte que concluye con este epílogo, una última entrega en la que se da por finiquitada la fase 3 del proyecto del estudio.
En ese teatro del mundo, un Peter Parker abatido siente la necesidad de alejarse de los Vengadores para dedicarse algo más a sí mismo y a sus amistades, poniendo cierta distancia con un viaje de estudios por Europa lejos Queens, su querido barrio neoyorquino.
‘Spider-Man: Lejos de casa’ arranca con un emotivo homenaje póstumo a modo de video doméstico y,de trasfondo, la melancólica canción de Whitney Houston “I will always love you”. A diferencia de la línea de los Vengadores, continúa la estela de Homecoming con una orientación mucho más juvenil, lo cual supone aires frescos pero buscando el relevo en el liderazgo.
Sony vuelve a confiar con acierto en el mismo equipo de la anterior entrega. John Watts a la dirección y los guionistas Chris McKenna y Erik Sommers para dar vida a las historias creadas por Steve Ditko y Stan Lee.
A los habituales Tom Holland (imprescindible joven Spider-Man que ha sabido amoldarse a los múltiples trajes que luce en toda esta trayectoria), Zendaya (una avispada y curiosa MJ que despierta el interés de manera impecable) y Jacob Batalon (ese amigo en el que siempre puedes confiar, y el más cambiado), se les une la línea de asalto encabezada por Samuel L. Jackson (Nick Furia por enésima vez, tal que hizo cambiar el diseño de su personaje en los cómics), Jon Favreau (como Happy Hogan, hay ganas de ver qué ha hecho con ‘El rey león’), y Cobie Smulders (una Maria Hill entregada a la causa una vez más). Se apunta a esta nueva aventura Jake Gyllenhaal como Mysterio, un carismático y a la vez superhéroe enigmático procedente de un universo paralelo que colabora en la extinción de las nuevas amenazas para esta humanidad. Versión adaptada de las viñetas para que encaje a la precisión en el laborioso engranaje marvelita..
Bien sea por los actores reales, como por la animación digital de los personajes al realizar acrobacias imposibles, todo está bien interpretado con geniales dosis de drama, acción, romanticismo juvenil, humor y superheroicidad. Ensambla a la perfección.
El argumento es tan sólido como para justificar este capítulo individual, y conectarlo con precisión en el colofón final de los Vengadores. Juega muy bien con la ilusión y los sentimientos del protagonista hacia MJ y a la vez hacia su propio mentor. Y es que para bien o para mal la sombra y el legado de Tony Stark es muy alargada.
‘Spider-Man: Lejos de casa’ vuelve a contar con las melodías de Michael Giacchino y una esmerada selección de temas que acompañan tanto la jovialidad como la incansable acción de las escenas.
La tecnología visual que utiliza, al no distinguir entre actores y efectos (salvo por sentido común), podría servir de puerta para unir los multiversos reales y animados del Peter Parker de Tom Holand y el de Miles Morales, Venom, y demás personajes cuyos derechos descansan en las buenas manos de Sony Pictures. Pero igual es soñar demasiado.
‘Spider-Man: Lejos de casa’ es una historia que pertenece a otra liga distinta a la Saga del Infinito y, aún así, sí que contiene mucho de ese cosquilleo al demostrar eso de que los superpoderes “conllevan una gran responsabilidad”. En este magnífico juego de ilusiones hay que tener cuidado de no caer en la trampa comparativa, y por supuesto prestar una vez más atención las imprescindibles escenas postcréditos, que señalan el norte de lo que está por llegar.
Lo mejor: tras un primer tercio introductorio que sirve para intentar dejar atrás el mal trago de Endgame, empieza a subir como la espuma no solo por la acción desencadenada sino por las sorpresas que contiene hasta más allá del final de la película.
Lo peor: ese primer tercio en el que deambulan los tópicos estudiantiles del viaje de estudios por Europa, pero aún así muy divertidos.