Han pasado casi 30 años desde que el «Club de los Perdedores», formado por Bill, Berverly, Richie, Ben, Eddie, Mike y Stanley, se enfrentarán al macabro y despiadado Pennywise (Bill Skarsgård). En cuanto tuvieron oportunidad, abandonaron el pueblo de Derry, en el estado de Maine, que tantos problemas les había ocasionado. Sin embargo, ahora, siendo adultos, parece que no pueden escapar de su pasado. Todos deberán enfrentarse de nuevo al temible payaso para descubrir si de verdad están preparados para superar sus traumas de la infancia.
Aunque no te azote la ira de un payaso diabólico, crecer siempre es complicado.
Esto es algo que Andy Muschietti tiene muy claro al desarrollar el capítulo final de las aventuras del club de los perdedores que, 30 años después, siguen traumatizados, cada uno a su manera.
‘It. Capítulo II’ brilla cuando lo hacen sus protagonistas.
Los jóvenes y adultos perdedores se reúnen a través de flashbacks, mientras lo segundos participan de una terrible (y absurda, aunque necesaria para que el relato avance tal cual lo plantea Muschietti, y disimule los diversos agujeros del libreto) gymkana, encaminada a destruir a Pennywise y el variado escaparate de horrores que desata.
Aunque la elección del reparto adulto es, sobre el papel, redonda, se siguen llevando los laureles los jóvenes, más frescos, emotivos y carismáticos que sus cuarentones referentes, donde sólo brillan el supremo Bill Hader y, ocasionalmente, Jessica Chastain. Poco sabemos, no obstante, de qué ha sido de las vidas del grupito de Derry, más allá de retazos gruesos que nuestra propia imaginación se ve abocada a rellenar.
El arduo viaje a la madurez, la superación de los obstáculos que la vida nos pone por delante y los siempre presentes y condenados miedos (racionales e irracionales) inundan cada plano de la película, incluso en los momentos divertidos que basculan entre la comedia de ¿terror? y la comedia chorra.
El gran trabajo de Bill Skarsgård como Pennywise no consigue superar el hecho de que el payaso aquí resulta menos amenazador.
No es ese símbolo de puro miedo que sufrimos en la primera entrega, sino el instrumento principal para que Muschietti desate la orgía de sustos formulaicos, que nos sorprenden el primer par de veces, pero se ven venir a kilómetros después azuzados, además, por una banda sonora que deja poco para el sobresalto.
Todos los monstruos habidos y por haber se encuentran con los perdedores; Muschietti no escatima en litros de sangre, vísceras, mutilaciones varias y posibles (e imposibles) movimientos de cámara, pero el apabullante CGI le quita gracia al asunto, con algunos momentos sonrojantes (ese leñador…) y otros excesivos.
En el terror, con un icono como Pennywise a tu disposición… menos es más.
Con todo, ‘It. Capítulo II’ es, sin duda, una digna secuela.
Aterradora cuando no hay monstruos sobrenaturales cerca; emotiva, divertida, visualmente excesiva y en ocasiones espectacular.
Pero lo cierto es que flotamos con la primera… y con ésta lo hacemos cual globo que pierde helio.
Lo mejor: Bill Hader, la puesta en escena, el elenco juvenil y el cameo de…
Lo peor: Pennywise se diluye entre tanto exceso generado por ordenador.