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‘A dos metros de ti’, el último aliento de Romeo y Julieta

Stella Grant es la típica adolescente de diecisiete años: vive pegada a su portátil y adora a sus amigos. Pero, a diferencia de la mayoría de chicas de su edad, pasa gran parte de su tiempo en un hospital debido a la fibrosis quística que padece. Su vida está plagada de rutinas, límites y autocontrol, hasta que un paciente irresistiblemente encantador llamado Will Newman pone a prueba todo su mundo.

Hay historias que se suelen repetir cíclicamente hasta la saciedad de los tiempos, adaptándolas a los cambios de época según los intereses del público receptor de las mismas. Chica conoce a chico y chico encuentra a chica en difíciles circunstancias, y bien por las vicisitudes de la vida solitaria, o a causa de esas caprichosas hormonas que revolucionan nuestro raciocinio, ambos tienen la necesidad imperiosa de permanecer juntos en cuerpo y alma a pesar de los problemas que les rodean. El drama shakespeariano tiene el éxito garantizado en cualquiera de sus múltiples versiones a lo largo de la historia de la humanidad. Y sobre todo en época de inicio de ciclo, curso o estudios, vida laboral, o lo que se tercie, tras el parón vacacional. Como si estuviéramos más preparados para abrir el corazón tanto al romance inusitado como al drama pasajero.

‘A dos metros de ti’ es una película juvenil que pide a gritos el contacto humano desde sus inicios. Los guionistas Mikki Daughtry y Tobias Iaconis se alejan sobremanera del terror de su anterior trabajo con ‘La llorona’, para presentar este drama romántico cuyas líneas han dado fruto al famoso best seller de Rachel Lippincott con el mismo nombre. Tiempos curiosos (no únicos), en los que de una película sale un libro.

El actor y realizador televisivo y documentalista, Justin Baldoni, ha sido el responsable de dirigir este primer largometraje con grandes analogías a lo que supuso el fenómeno mediático de ‘Bajo la misma estrella’. Tales son sus similitudes que posiblemente dentro de no mucho tiempo confundamos sus argumentos.

‘A dos metros de ti’ cuenta con las muy interesantes interpretaciones de sus tres personajes principales. Haley Lu Richardson (‘Columbus’, ‘Al filo de los diecisiete’), es Stella, una joven organizada y perfeccionista extrema, enclaustrada en una habitación de hospital que contacta con el mundo a través de su videoblog en YouTube. La estrella televisiva del canal Disney -esta vez sin su gemelo-, Cole Sprouse (‘Zack y Cody: La película’, ‘‘El corazón es mentiroso’), encarna a Will, compañero de estancia médica mientras prueba con nuevos fármacos para atajar su letal enfermedad. Ambos desarrollan una curiosa y eficaz química al representar a la chica entusiasta con problemas para controlarlo todo y al chico rebelde con pocas ganas de continuar con el protocolo experimental. La complementariedad de los polos opuestos, que evidentemente se atraen.

También destaca como compañero de aventuras y cómplice de ambos Moises Arias (‘The Land’, ‘El juego de Ender’) -iniciado en la factoría del famoso ratón-, quien utiliza un registro bastante trabajado para interpretar al tercero en discordia, en esa planta de cobayas para enfermos de fibrosis quística mientras aguardan por un transplante o un remedio más eficaz que haga de sus vidas algo más esperanzador.

‘A dos metros de ti’ es un fabuloso drama romántico juvenil que juega en el filo de la vida y la muerte, genialmente interpretado por nuevas promesas que ya despuntan en el firmamento cinematográfico con gran sensibilidad. Y a los que de momento no hay quien les tosa. Otra versión moderna de Julieta y Romeo sin pulmones cuya proclama fundamental consiste en anunciar que “la vida es demasiado corta como para desperdiciar un solo segundo”, otrora carpe diem.

Lo mejor: combina el buen humor, la jovialidad, el amor y la esperanza, con el dolor, la pérdida, el descontrol y la angustia de lo que pueda estar a la vuelta de la esquina.

Lo peor: aunque se trate de adolescentes, se hace muy extraño disfrutarlos sin la presencia de sus familiares, a pesar de los graves problemas de salud que soportan, y parece que dicho rol está representado por las propias enfermeras como tutoras emocionales de los chavales.

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