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‘La oveja Shaun, la película: Granjaguedon’, divertido juego de imitación

Unas extrañas luces planean sobre el cielo del tranquilo Mossingham anunciando la llegada de visitantes de una lejana galaxia, pero en la granja Mossy Bottom, la oveja Shaun y el resto del rebaño siguen haciendo de las suyas… muy a pesar de Bitzer, su perro pastor.

Desde que en 1995 apareciera por vez primera en el corto ‘Un esquilado apurado’ protagonizado por el dúo animado Wallace y Gromit hasta la actualidad, la oveja Shaun ha contado con su propia serie televisiva, especiales, el spin-off y esta segunda película para la gran pantalla. Y ¿qué puede tener un muñeco articulado de unos quince centímetros de tamaño (en realidad son unos cuantos más y de muy diferentes formatos), para hacer disfrutar al personal de cierta edad (algo lejana de la del público infantil), que intenta emitir un veredicto medianamente profesional sobre las aventuras de esta oveja algo traviesa…? 

La respuesta, además de unánime, es bastante compleja. En primer lugar que la producción lleve el sello del estudio Aardman, auténticos artesanos de la animación, que desde 1972 vienen produciendo piezas animadas con el reconocimiento de haber sido nominado a los Oscars en diez ocasiones y logrando cuatro estatuillas, entre incontables premios. 

Otro de los motivos se basa en el hercúleo trabajo que supone desarrollar un largometraje fotografiando 25 imágenes que simulan movimiento para obtener un segundo de metraje (stop motion). Muñecos, decorados, iluminación, movimientos de cámara, y una planificación exhaustiva, para lograr que estos personajes modelados en arcilla (de hecho se pueden apreciar las marcas y huellas de los dedos), cobren vida gracias a la magia del cine.

Y lo fundamental es que saben utilizar el lenguaje cómico universal. Prescindiendo de la voz (no así del sonido y de la música), y utilizando la mímica con la maestría de los clásicos del cine mudo, narran una divertida historia nada novedosa pero adaptada al peculiar mundo de la oveja Shaun, evocando mil referencias a películas que seguro guardamos en nuestra memoria. ‘E.T. El extraterrestre’, ‘Expediente X’, ‘Alien, el octavo pasajero’, ‘Señales’, ‘Tiburón’, ‘2001: Una odisea del espacio’, ‘WALL·E’, ‘Cortocircuito’, ‘Encuentros en la tercera fase’… sin faltar el cameo de los propios Wallace y Gromit.

Will Becher y Richard Phelan, curtidos animadores del estudio y conocedores de los personajes, dirigen por primera vez este segundo episodio para la gran pantalla ideado por Don Brown, Mark Burton y Nick Park.

Shaun y el rebaño de ovejas acogen a una curiosa visitante que va absorbiendo su manera de vivir por imitación, transformando todo en un inagotable escenario de diversión. Como siempre Bitzer, el abnegado perro guardián, se ocupa del orden y la armonía, mientras el granjero oportunista continúa embelesado en la manera de hacer caja con un parque temático muy “sui géneris”.

‘La oveja Shaun, la película: Granjaguedon’ consigue aportar muy buenas dosis de suspense, humor e inocente gamberrismo, que mezclado con sus potentes canciones a lo “british pop” de su banda sonora, hacen pasar un magnífico rato de entretenimiento para compartir en familia. Es ideal tanto para quienes conocen la dinámica de esta singular granja como para quienes caen en ella por vez primera.

Lo mejor: como siempre los personajes, su interacción y el cariño con el que se disfruta desde cualquier edad. Y atención a los post-créditos una vez más…

Lo peor: que no sea tenida en cuenta la tremenda laboriosidad de crear un largometraje animado de estas características.

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