Han pasado más de dos décadas desde que Sarah Connor evitara El juicio final, cambiara el futuro y reescribiera el destino de la raza humana. Dani Ramos lleva una vida sencilla en Ciudad de México con su hermano y su padre cuando un Terminator altamente avanzado y letal, un Rev-9 , retrocede en el tiempo para darle caza y muerte.
En los impactantes (y visual y tecnológicamente brillantes) primeros minutos de la sexta entrega de la franquicia, Tim Miller (director), James Cameron (productor ejecutivo y alma de todo el tinglado) y Linda Hamilton (la flamante, única e irremplazable, con permiso solo de Lena Headey, Sarah Connor) nos dejan claro que ‘Terminator: Destino Oscuro’, es la secuela directa de la icónica T2, enviando a T3, Salvation y Génesis al olvido temporal.
Una vez establecido el contexto en que se desarrollarán los acontecimientos, el viaje resulta tremendamente satisfactorio pues la tercera venida con Cameron implicado al cien por cien, toma nota de lo que debió pensar J.J. Abrams al parir el episodio VII de ‘Star Wars’: si algo no está roto, no lo arregles.
‘Terminator: Destino Oscuro’ aprovecha la presencia de Linda Hamilton y Arnold Schwarzenegger (compenetrados, curtidos, carismáticos y en pleno conocimiento de sus personajes) y los encaja como anillo al dedo con el nuevo elenco (las poderosas y humanas -en todo el sentido de la palabra- Natalia Reyes como Dani Ramos y Mackenzie Davis como Grace; y el implacable Rev-9 encarnado por Gabriel Luna) en el embrollo temporal que, pese a algunos agujeros evidentes en el libreto, borra los desmanes de las anteriores entregas que defenestra, saca pecho y entrega dos horas de enérgica diversión sin paradas.
La cinta de Tim Miller es el Terminator del siglo XXI, que cambia unos conflictos por otros; unos errores por otros y unas realidades por otras que, al final, también parecen desembocar en catástrofe (así de tontos somos los seres humanos).
De la aceptación del público dependerá el desarrollo del nuevo arco planeado como Trilogía, pero este prometedor inicio repleto de fan service al menos reverencia los referentes que hicieron de T1 y T2 los clásicos que son (y al resto los clásicos que NO son), reclutando además detrás de las cámaras al director de ‘Deadpool’, que no brilla tanto como Cameron, pero sin duda sabe desplegar la infartante acción con momentos que retener (el prólogo, la pelea a martillazos, el avión, el acto final…) en la memoria.
Ésta sí debería contentar a los fans que salieron, por dos ó tres veces (Salvation tiene tantos defensores como detractores) espantados de la sala de cine, anhelando una película de Terminator… de verdad.
Lo mejor: la vuelta de la vieja guardia le sienta de maravilla.
Lo peor: es inevitable preguntarse por qué no hicieron esto antes.