Puede decirse que el superespía Lance Sterling y el científico Walter Beckett no tienen nada que ver entre sí: Lance es relajado, educado y caballeroso. Walter lo opuesto. Lo que le falta a Walter de habilidades sociales lo compensa con una dosis extra de ingenio e inventiva, con los que crea fascinantes artilugios que Lance usa en sus épicas misiones. Pero cuando los acontecimientos sorprenden con un giro inesperado, Walter y Lance tendrán que confiar el uno en el otro… Y todo el mundo estará en peligro.
En medio de toda una impresionante reestructuración de compañías tras la absorción de 20th Century Fox a manos de The Walt Disney Company, el carismático estudio de animación que trajo sagas como ‘Ice Age’ y ‘Río’, Blue Sky saca a la luz su último trabajo sin la supervisión del ratón Mickey, bajo el título de ‘Espías con disfraz’. Como los procesos de producción son muy laboriosos y los intereses comerciales pueden ser muy enrevesados, queda pendiente de un hilo el proyecto basado en la novela gráfica de Noelle Stevenson, ‘Nimona’, para el 2022.
Entre tanto, y mientras aguardamos la última entrega de 007 ‘Sin tiempo para morir’ para el próximo abril, podemos superar la espera disfrutando de esta versión animada cuyo principal reclamo se basa en las voces originales de Will Smith, Tom Holland, Ben Mendelsohn y Karen Gillan, entre otros, para dar vida a un superespía acostumbrado a trabajar solo y con cierta reticencia para acatar órdenes que no vayan a favor de su propio lucimiento.
Lance Sterling, a imagen y semejanza estilizada del propio Smith, es el mejor espía del planeta y una superestrella mediática en su agencia de inteligencia. El fuego lo combate con fuego, para no dejar nunca cabos sueltos. El problema, no suele tener cabida en este tipo de películas, es el reguero de destrozos y daños colaterales que van dejando sus acciones. Atractivo, sofisticado y con un toque de pedantería humorística, se ve atrapado en una encerrona.
Walter Beckett, la antítesis complementaria que presenta Tom Holland, es un joven e imaginativo mago tecnológico que convierte las ilusiones en gadgets para acabar con el mal a golpe de ciencia. La versión animada de Q, a mitad de camino entre un talentoso investigador y un friki que pretende salvar el mundo con abrazos.
‘Espías con disfraz’ es la primera película codirigida por Nick Bruno y Troy Quane, con sobrada experiencia en diferentes departamentos del sello Blue Sky, a los que les ha salido un producto demasiado Disney antes de ser absorbidos por esta última. Los responsables del guion, Brad Copeland y Lloyd Taylor, ha diseñado una trama un tanto más ingenua y “rollo Scooby-Doo” (según sus propias palabras), cuyo mensaje principal consiste en dar rienda suelta a la imaginación para hacer del mundo un lugar seguro logrando las cosas de otra manera, aunque para ello haya de “palomarse” y “desempalomarse” hasta cumplir el objetivo de saber trabajar en equipo.
Repleta de temas musicales acordes a la trepidante acción animada de sus personajes, animalitos tipo “ratas con alas” que también aportan sus momentos de gloria, y villanos testarudos que quieren aniquilar y limpiar la agencia de espionaje con letales roombas voladoras, ‘Espías con disfraz’ es un homenaje a las pelis de Bond (incluyendo secuencia de inicio y tema musical de arranque) para todos los públicos. Eso sí, cambiando el Aston Martin por un electrónico y super-deportivo Audi e-tron. Una divertida versión animada del fantástico mundo de superagentes con mensaje pacifista.
Lo mejor: la animación y las interpretaciones vocales de los protagonistas, y algunas bromas sobre la adicción a las telenovelas de amor japonesas.
Lo peor: se podía haber estirado un poquito la trama para mejorarla, pues ni las palomas terminan de funcionar como las ratas en ‘Ratatouille’ ni los superagentes cuentan con el carisma de superhéroes como ‘Los Increíbles’.
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