El capitán Alfred Dreyfus, un joven oficial judío, es degradado por espiar para Alemania y condenado a cadena perpetua en la isla del Diablo, en la Guayana Francesa. Entre los testigos que hacen posible esta humillación se encuentra el coronel Georges Picquart, encargado de liderar la unidad de contrainteligencia que descubrió al espía. Pero cuando Picquart se entera de que se siguen pasando secretos militares a los alemanes, se adentrará en un peligroso laberinto de mentiras y corrupción, poniendo en peligro su honor y su vida.
La azarosa vida de uno de los más grandes cineastas europeos, contemporáneos y, se puede afirmar sin timidez alguna, de todos los tiempos, no ha de enturbiar su obra ni restar en modo alguno el auténtico valor de su filmografía. Roman Polanski ha filmado grandes títulos para la historia del cine como ‘Callejón sin salida’, ‘El baile de los vampiros’, ‘La semilla del diablo’, ‘Chinatown’… hasta los más recientes ‘El pianista’, ‘El escritor’ o ‘Un dios salvaje’, entre más de una veintena de películas. Perseguido por un pasado que no le permite expiar cualquier culpa, este octogenario director, guionista, actor y productor polaco de origen judío y nacido en Francia, sigue atesorando excelentes obras como la presente ‘El oficial y el espía’.
Basada en la novela homónima de Robert Harris, quien además ejerce como coguionista, describe los sucesos que rodearon el Caso Dreyfus y que hizo tambalear los pilares del estado francés entre los años finales del siglo XIX y los iniciales ya del XX. La admiración por su guion pasa por recrear toda la cronología de los hechos de un modo ejemplar, constructivo y sumamente interesante, tras tantos años transcurridos desde los acontecimientos. No es necesario decir nada más, está todo impreso en sus imágenes sin dejar cabo suelto por atar desde el punto de vista histórico.
Polanski se yergue como maestro del tempo, cuida la “mise en scène” hasta el más mínimo detalle, y sabe exprimir la imagen para utilizar todos sus recursos. Sirva de ejemplo el propio inicio de la película con esa plaza nublada de París.
Además cuenta con unas excelentes y soberbias interpretaciones. No puede ser de otra manera más altiva para representar el estamento militar de la época que cree estar por encima del bien y del mal, dando vida a los personajes reales del escándalo nacional.
Un sólido y modélico Jean Dujardin como el coronel Piquart. Un impasible Louis Garrel en la piel del capitán Dreyfus. Y la única presencia femenina de Emmanuelle Seigner, pareja del director, que nada a favor y en contra en un mundo despótico de tendencia antisemita que se tambalea entre el honor, la verdad y la obediencia ciega al estamento todopoderoso del ejército.
‘El oficial y el espía’, cuyo título original se corresponde con el del famoso artículo “Yo acuso” de Zola en el periódico L’Aurore, está magníficamente ambientada en ese París épico que se venía arrastrando desde la época de Dumas y su “Conde de Montecristo”, esas injustas penas de destierro a lo “Papillon”, o al hartazgo social de “Los Miserables”. El compositor Alexandre Desplat ofrece una banda sonora totalmente comedida frente al abusivo delirio melódico de su reciente ‘Mujercitas’. Y vuelve a contar con la cuidada fotografía del habitual Pawel Edelman.
Polanski nos traslada a una época en la que por un lado se ensalzan valores como el honor, la patria y la libertad, y por otro se pisotea la verdad, la igualdad y la tolerancia cultural. Un relato con cierta ironía si se tiene en cuenta el tiempo que ha transcurrido hasta la actualidad y comprobar que en ciertos aspectos la evolución humana pueda parecer en cierta medida una auténtica falacia.
Lo mejor: la satisfacción e impresión que te deja tras disfrutar todo el conjunto de esta magnífica obra.
Lo peor: que en ciertos estamentos podamos estar todavía en el mismo escalón evolutivo.
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