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‘Adú’, el valor de la vida

En un intento desesperado por alcanzar Europa y agazapados ante una pista de aterrizaje en Camerún, un niño de seis años y su hermana mayor esperan para colarse en las bodegas de un avión. No demasiado lejos, un activista medioambiental contempla la terrible imagen de un elefante, muerto y sin colmillos. Miles de kilómetros al norte, en Melilla, un grupo de guardias civiles se prepara para enfrentarse a la furibunda muchedumbre de subsaharianos que ha iniciado el asalto a la valla. 

A muchos kilómetros de distancia de los bloqueos políticos, las desavenencias territoriales o los escándalos financieros que suelen copar la mayor parte de los titulares informativos, permanecen varadas infinidad de historias que pretenden dejar atrás vidas repletas de dramáticas experiencias, como retazos desgarrados por las cuchillas fronterizas capaces de hacer jirones cualquier esperanza de la necesidad de sobrevivir.

En esa zona de nadie, en una especie de limbo territorial donde lo mío es mío y lo tuyo apáñatelas como puedas, donde la justicia y la ética del reparto no conviven con la imperiosa necesidad de la igualdad y de la fraternidad, es donde se ubica el hilo argumental en el que se entrelazan estas tres historias de superación.

‘Adú’ es el segundo largometraje (tras ‘Los últimos de Filipinas’), del televisivo Salvador Calvo en el que esboza con gruesas pinceladas el drama diario y tan ignorado de la inmigración, aquí descifrado como mero instinto de la propia supervivencia. El guión de Alejandro Hernández (‘Mientras dure la guerra’, ‘El autor’), recopila tres historias, sobre los problemas del “primer mundo” y del “tercero”, interconectadas por ese hilo conductor como es la necesidad de abandonar absolutamente todo para poder subsistir un día más.

‘Adú’ es la odisea de un niño de seis años que junto a su hermana se ven obligados a huir de Camerún tras ser testigos de la caza furtiva de un elefante. En esta tensa escapada el joven inocente sorteará míseras desventuras para poder seguir adelante. Un drama suficientemente interesante, aleccionador y descriptivo de por sí como para colmar por completo el metraje de la película.

A este terrible viaje se le suma la difícil relación entre un padre y su hija para mantener los lazos de parentesco. Él más absorto en su defensa de los elefantes que en el trato con los semejantes, y ella intentando dejar atrás sus querencias y devaneos por las drogas.

Y en otra instancia, se ofrece una perspectiva profesional, con los problemas éticos que ello conlleva, de los cuerpos de seguridad fronterizos que atienden a diario las tensiones que se producen a ambos lados de la valla melillense y de la muchedumbre hacinada en los campamentos improvisados del monte Gurugú.

Del mismo modo que la atención del cartel se dirige hacia el pequeño protagonista, las interpretaciones de los jóvenes actores africanos parece eclipsar el reparto que incluye a actores de gran talla como Luis Tosar, Anna Castillo, Álvaro Cervantes, Jesús Carroza, Miquel Fernández, y las incorporaciones de Adam Nourou, Moustapha Oumarou y Zayiddiya Disssou, entre otros.

‘Adú’ viene a ser un pequeño, pero imprescindible e incómodo, grano de arena capaz de mover y conmover la concienciación social hacia quienes llevan grabado en sus propias entrañas el drama de la migración.

Lo mejor: la trama de su historia principal, sus interpretaciones y ese mensaje abierto para remover los principios morales que pudiéramos llevar dentro.

Lo peor: por desgracia, la realidad en la que se inspira la película, esa que sucede día a día lejos de nuestros pensamientos, y que supera con creces la tragedia de la ficción.

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