Un tenaz abogado descubre el oscuro secreto que conecta un número creciente de muertes inexplicables con una de las corporaciones más grandes del mundo. En el proceso, arriesga todo: su futuro, su familia y su propia vida, para sacar a la luz la verdad.
Ya hemos referido anteriormente, alguna que otra reflexión sobre la preciada y honorable independencia de las empresas informativas. Es fundamental ser consciente de que como negocio que son, han de mantener un estrecho equilibrio entre la verdad y los intereses económicos para poder subsistir, y así ver la luz de un nuevo día para que dicho medio pueda editar sus contenidos. Imagino que todavía se siguen impartiendo sus estudios bajo el título de “deontología periodística”. En el caso de otro tipo de empresas, como el de la industria química, las investigaciones, sus avances, los productos y los beneficios, no han de entrar en disputa, injerencia, ni conflicto con los intereses del público al que se dirige ni con los de otros mercados. Pero ahí tenemos, por citar un ejemplo, a las tabacaleras.
Sobre esta misma reflexión, y basándose en un artículo publicado en la revista The New York Times firmada por Nathaniel Rich, los guionistas Matthew Michael Carnahan y Mario Correa han dado forma a esta historia dirigida por Todd Haynes (‘Carol’, ‘I’m Not There’, ‘Lejos del cielo’), basada en hechos reales.
‘Aguas oscuras’ describe el desarrollo cronológico del litigio que llevó a un abogado a demandar a la poderosa multinacional química DuPont por contaminar a una población de 70.000 residentes de Parkersburg, en Virginia Occidental, por vertidos ocultos y envenenamiento de las aguas.
Mark Ruffalo (‘Foxcatcher’, ‘Los chicos están bien’, ‘Zodiac’), -gracias al aspecto cercano que le otorga esa cómoda interpretación con las manos en los bolsillos, espalda arqueada, tics y mirada cabizbaja-, abandona la vida de superhéroe Marvel, para introducirse en el papel de padre de familia, recién integrado en la cúpula de un prestigioso bufete que representa los intereses de la industria química norteamericana. Su conciencia le permite destapar, investigar y luchar, esta vez contra el todopoderoso titán que, en su locura, pretende esconder las causas y los efectos de un negocio que alimenta y otorga caprichos mediante obras sociales e inversión, para luego arrebatar las vidas de quienes van comiendo de su propia mano. En el habitual estilo serio y reflexivo, Ruffalo transmite la entereza de un pequeño héroe, a modo de David contra Goliat, muy convincente y sólido como tenaz y estresado abogado con intereses encontrados ante semejante epidemia.
Anne Hathaway, Tim Robbins, Victor Garber y Bill Pullman refuerzan con sus actuaciones esta muy interesante muestra de cine de denuncia dirigido hacia las empresas, las instituciones medioambientales y agencias de seguridad sanitaria por carecer de un control sobre productos nocivos como los PFOA, el C8, y otros derivados como el Teflón. En unos tiempos donde los microplásticos han venido para instalarse en nuestros organismos, ya existían antecedentes contaminantes declarados como “peligro inminente para la salud pública” que ponen en tela de juicio a grandes corporaciones como DuPont o 3M.
‘Aguas oscuras’, en su concepto y por su dinámica, recuerda mucho a ‘Spotlight’ en la que también participaba el propio Ruffalo. Y supone una toma de conciencia medioambiental sobre lo que somos capaces de hacer si no se adopta la determinación de erradicar esas crueles manías de anteponer el dinero a la salud colectiva.
Lo mejor: el tono de suspense, su denuncia ecológica y la persistencia del abogado. Sin olvidar los discursos de los personajes tanto de Tim Robbins como de Anne Hathaway.
Lo peor: que quede en una película más de concienciación social, empresarial y gubernamental, aparcada en un género tan lejano de la realidad que nos negamos a admitir como si de ciencia ficción se tratase.