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‘Onward’: pasar página

Onward destacada

Póster de Onward

Ambientado en un mundo de fantasía suburbana, dos hermanos elfos adolescentes, Ian y Barley Lightfood, se embarcan en una aventura en la que se proponen descubrir si existe aún algo de magia en el mundo que les permita pasar un último día con su padre, que falleció cuando ellos eran aún muy pequeños como para poder recordarlo.

En Pixar no saben de películas menores. 

El concepto se le escapa a la casa de la lamparita que, una y otra vez, nos regala tremendos viajes técnicos y humanos. Con altibajos, por supuesto, pero siempre manteniendo el listón que, para otros, supone una cima inalcanzable. 

En ‘Onward’, Dan Scanlon (en su primer trabajo propio, sin encargos) nos propone un viaje intimista y emocional, a través de las polvorientas carreteras de un mundo de fantasía que renegó de la magia, y la relación entre dos adolescentes hermanos (excelentes los aportes de Chris Pratt y Tom Holland en su versión original, como Barley e Ian Lightfoot), huérfanos de padre, y la mitad (literal… ¡y qué juego da!) de su progenitor, al que intentarán recuperar por un momento, tan precioso como efímero. 

Todos los seres humanos lidiamos con la pérdida de seres queridos. Algunos, demasiado pronto, antes de poder forjar relaciones, compartir experiencias y caminar, de la mano, por la vida. 

Puede ser un sentimiento devastador, que nos ciegue ante los que sí se quedan a nuestro lado, la vida que tenemos y todas las cosas, buenas y malas, que aún nos quedan por experimentar. 

Durante el visionado de ‘Onward’, vienen a la memoria multitud de sentimientos, emociones, recuerdos y dos frases, también extraídas de películas que hablan del tiempo y la pérdida, con una moraleja importantísima para seguir adelante (el único camino, realmente, que puede ayudarnos): 

“Harás de mi fuerza tu fuerza. Verás mi vida a través de tus ojos, así como la tuya la veré a través de los míos. El hijo se convierte en el padre y el padre en el hijo”.

“Alguien me dijo una vez que el tiempo era un depredador que nos acecha durante toda nuestra vida, pero yo más bien creo que el tiempo es un compañero que va con nosotros en el camino y nos recuerda que debemos apreciar cada momento porque nunca vendrá de nuevo. Lo que dejamos atrás no es tan importante como la forma en que lo hemos vivido. Después de todo, Número uno, sólo somos mortales.”

Cierto es que la última creación de Pixar despliega un desarrollo más rutinario, y su imaginería visual, aunque impecable, no es tan impactante como en otras películas de la factoría. 

Sin embargo, Dan Scanlon ofrece una sinceridad que conmueve a cualquiera, recalcando mensajes de esperanza, amistad, amor, lealtad, hermandad y la necesidad de, pese a cualquier obstáculo, seguir adelante. 

Mensajes tan necesarios como comunes a la mayoría de nosotros, y nuestras vivencias. 

Por todo ello, gracias de nuevo, Pixar. 

Lo mejor: el viaje es, sobre todo, íntimo y emocional. 

Lo peor: el desarrollo, rutinario, desaprovecha gran parte del fantástico contexto. 

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