‘La nueva vida de Britt-Marie’ cuenta la historia de Britt-Marie, una mujer que con 63 años deja a su esposo tras 40 años de matrimonio, y se ve obligada a reconsiderar su vida y romper con los viejos hábitos para encontrarse con el mundo real. Britt-Marie termina en la miserable ciudad de Borg, donde la vida parece haberse acabado para las pocas personas que aún la habitan. Sin embargo, quizás exista una segunda oportunidad en la vida y tal vez nunca sea tarde para empezar a vivir.
Cuando ni siquiera el talento y oficio de Pernilla August son capaces de sostener una película de apenas noventa minutos, es que algo falla en esta historia de reinicio vital tras media vida sobreviviendo gracias al cómodo y letal devenir de lo cotidiano.
‘La nueva vida de Britt-Marie’ tiene un problema central que la dinamita desde dentro: le faltan corazón y desarrollo, y le sobran frialdad, premura y un guión que da todo por sentado, sin molestarse en construir personajes con los que empatizar.
Poco se puede extraer de esta apresurada y casi siempre árida historia, donde la presunta heroína Britt-Marie (con algún momento brillante en su discurso interior, sobre todo en los últimos compases de la cinta, donde se da cuenta del tiempo perdido, sin matices) no hace apenas nada (literalmente) para ganarse una lealtad, simpatía y amor difíciles de entender, que Tuva Novotny nos vende como si Britt-Marie fuera una imagen de marca y te la tuvieras que comprar, y querer, porque sí.
Los noventa minutos se hacen más largos que un partido de fútbol infantil que, por otro lado, es lo que vertebra la historia, con un desarrollo tan increíble, precipitado, frío y torpe como el resto de la cinta.
Sería un placer decir que estamos ante otra película que utiliza al deporte rey como vehículo para una increíble, entrañable y vibrante historia de superación personal, redención, transformación y vitalidad. Aquí hay fútbol, hay denuncia social; hay un pez fuera del agua que nada contracorriente; hay buenos y no tan buenos… Hay todo lo que debe de haber en una dramedia que se precie.
Salvo el drama, la comedia, personajes con los que empatizar y una protagonista a la altura del relato.
Hay más pasión en una sola parada de Sylvester Stallone en ‘Evasión o victoria’, que en toda la nueva vida de Britt-Marie.
Desperdiciar a Pernilla August, debería ser motivo de roja directa, y expulsión.
Lo mejor: algunos momentos del discurso interior de Britt-Marie.
Lo peor: aburrirse durante este partido, es lo habitual.