Desesperado por salvar a su mujer, Willard Russell convierte sus oraciones en un sacrificio. Las acciones de Russel llevan a su hijo Arvin a pasar de ser un niño que sufre abusos en el instituto a convertirse en un hombre que sabe cuándo y cómo ha de pasar a la acción. Los acontecimientos que se dan lugar en Knockemstiff (Ohio) desatan una tormenta de fe, violencia y redención que se desarrolla a lo largo de dos décadas.
Con el paso de los años y las películas, Netflix se posiciona como un interesante referente más allá de su inagotable producción de series. Poco a poco, con muchos y estrepitosos fracasos de por medio, la intratable major del streaming se está haciendo un hueco en las propuestas cinematográficas de calidad, trayendo a golpe de libertad y talonario a grandes nombres del Séptimo Arte.
‘El diablo a todas horas’, adapta la novela de Donald Roy Pollock que, durante dos generaciones, repasa las vidas de varios personajes criados en el dolor. La de Campos es una película incómoda, hostil, opresiva y violenta.
Un drama sureño de gótica puesta en escena, con la fe (la de verdad, que impulsa a las personas a seguir el buen camino; y la que no, que sirve de excusa para los actos más deplorables), la violencia, la locura, la desesperación, el vacío existencial, las bajas pasiones y la ira como telones de fondo.
Apoyado en la excelente y cruda fotografía de Lol Crawley, Campos nos sumerge en la sordidez de una tierra ‘llena de hijos de puta’, donde hay pocos lugares para la redención y la esperanza. En semejante estercolero humano, el joven Arvin Russell (excelente interpretación la de Tom Holland, que una vez más demuestra sus dotes dentro y fuera del universo Marvel) madura, a su pesar, demasiado rápido e intenta hacer lo correcto, lidiando con un pasado truculento y heridas difíciles de curar.
Alrededor de su triste existencia, orbitan una serie de nobles y también siniestros personajes, todos perdidos en los avatares de la vida y las consecuencias de un contexto histórico y geográfico despiadado en la historia de Estados Unidos. Pinceladas de un cuadro devastador donde solo los fuertes sobreviven.
Pese a su excelente puesta en escena, y el gran trabajo de todo el elenco (además de Holland, Robert Pattinson, Sebastian Stan, Jason Clarke, Riley Keough y un largo y prestigioso etcétera) se echa de menos un mayor desarrollo de algunos personajes capitales, como el diabólico y terrenal (en el peor sentido posible) Predicador, el patriarca de los Russell y la funesta pareja. Es encomiable el trabajo de todo el equipo, pero a este pastel envenenado solo le falta la guinda para ser memorable.
Con todo ‘El diablo a todas horas’, se suma a las recientes ‘El Irlandés’, ‘Historia de un matrimonio’, ‘Hold the Dark’, ‘Estoy pensando en dejarlo’… y un etcétera cada vez más largo de buen cine.
Lo mejor: todo el reparto, con Holland y Pattinson a la cabeza.
Lo peor: en algunos personajes, se echa de menos un dibujo más completo de sus motivaciones.