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‘Promare’, fuego y hielo contra la pandemia

Han pasado 30 años desde la aparición de los Burnish, una raza de seres mutantes capaces de controlar el fuego que desataron una gran tormenta de llamas que devastó la mitad del mundo. Cuando aparece un grupo de mutantes aún más agresivos conocidos como Mad Burnish, lo único que se interpone entre ellos y la destrucción total es Burning Rescue, una brigada de bomberos de élite anti-Burnish fundada por Kray Foresight, el gobernador de la República de Promepolis. Precisamente su miembro más novato, el apasionado Galo Thymos, es capaz de capturar a Lio Fiota, el líder de los Mad Burnish. Sin embargo, Lio escapa y al seguirle hasta su escondite, Galo descubre una impactante verdad acerca de los Burnish y la existencia de un terrible plan a escala global…

El nivel de detalle de algunas películas de animación es extremadamente virtuoso, sobre todo en lo que atañe a los animes japoneses. Por un lado encontramos grandes obras visuales  como el singular ‘Akira’ de Katsuhiro Ôtomo dentro de la ciencia ficción o cualquier largometraje de fantasía que pueda brindarnos el Studio Ghibli y en concreto su maestro Miyazaki. Sin olvidarnos del hiperrealismo mágico de Makoto Shinkai. Lo cierto es que la industria de los videojuegos ha absorbido gran parte de la creatividad artística del género y ha devuelto con creces el favor sobre cómo desarrollar producciones de dibujos animados unificando todas las tecnologías posibles para mayor gloria de la desmesura digital. 

Es el caso del reciente Studio Trigger, fundado por Hiroyuki Imaishi y Masahiko Ôtsuka tras su salida de Gainax, han alternado y conjugado experiencias para el entretenimiento doméstico de juegos electrónicos y series televisivas. Y este es su primer experimento para la gran pantalla.

‘Promare’ está clasificada en ese indefinido cajón de juguetes franquiciados como robots tripulados (véase “mecha” en el argot, como Mazinger Z), transformers multiusos, algún equipo de rescate salvador del mundo al estilo Big Hero 6, mutantes pandilleros posciberpunk que siembran el caos a su paso aparentando lo que no son, y gigantescas macro ciudades cosmopolitas y articuladas gobernadas por el héroe de turno.

Con todos estos elementos, su director, el mismo Hiroyuki Imaishi ha trazado la iconografía visual del guion de Kazuki Nakashima (por cierto, responsables ambos de los dos cortos precuelas de sus dos protagonistas disponibles en el Simulcast de Selecta Visión), con una animación que satura al límite la acción. Incorpora las voces originales (imprescindibles para cualquier fan fiel), desgarradoramente dramáticas. Y que utiliza los giros de cámara durante todo su metraje para mareo del espectador como si de una inusitada atracción de parque temático se tratara.

Destaca una utilización del color mucho más suave de lo habitual, como tirando más a los tonos pastel, conjugando muy bien el 3D y las dos dimensiones del plano. Y por supuesto, no podía faltar una potente, emblemática y muy interesante banda sonora repleta de rock a cargo del experimentado Hiroyuki Sawano.

El resultado, para cuantos aman el género y sus peculiaridades, no puede ser más celebrado. Combates frenéticos tipo Dragon Ball, hermandad al estilo One Piece, ironía, ingenio y cierto toque de suspense apocalíptico, que harán las delicias de sus incondicionales. Por no hablar de cierta tensión sexual no resuelta… vamos a dejarlo ahí, que para eso están las RRSS.

Lo mejor: la riqueza visual, la imaginería, la composición y utilización de la tecnología al servicio de la acción. Sin olvidar una trama original y apabullante.

Lo peor: que si no te van las características descritas, la desconexión se produce desde el minuto uno… de casi dos horas.

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