Valiente, divertida y única: así es Rocca. A sus once años, lleva una vida un tanto peculiar. Mientras su padre, astronauta, está pendiente de ella desde el espacio exterior, Rocca vive sola con su ardilla y acude a un colegio normal por primera vez en su vida. Allí destaca enseguida por su actitud despreocupada e inconformista. Rocca no tiene miedo a enfrentarse a los matones de la clase, porque defiende la justicia contra viento y marea. Y no le cuesta hacerse amiga de Casper, un ‘sin techo’ al que trata de ayudar, al tiempo que intenta ganarse el cariño de su abuela. Con su desbordante optimismo, Rocca demuestra, junto a sus nuevos amigos, que incluso una niña puede cambiar el mundo.
La importancia de educar en valores, y de estos en la vida tanto de niños como de adultos, deberían estar siempre presentes en nuestro día a día, y en todos los ámbitos de nuestras vidas.
Valores que, desgraciadamente, cada vez más diluidos en una Sociedad narcotizada por el exceso de estímulos y la abundancia de eslóganes buenistas que se quedan, mayormente, en eso.
‘Rocca cambia el mundo’ es una película muy necesaria.
Y lo es más allá de resultar simpática y amena para pequeños y mayores; lo es más allá de su carismática protagonista y su comedia amable y blanca.
Rocca es muy necesaria porque trae a la palestra la importancia de mirar más allá de las apariencias, más allá de adorar a ídolos con pies de barro que no hacen nada (pero nada, es nada) para cambiar el mundo y que sea un lugar mejor, con personas mejores.
Rocca es una niña educada en valores, que sabe de la importancia del esfuerzo, la tolerancia, la curiosidad; de buscar objetivos y perseguirlos contra viento y marea, siendo fiel a uno mismo. Rocca es una niña sin filtros, que quiere a los demás por lo que son, y más allá del lugar al que una Sociedad depredadora empeñada en que no destaquemos ni nos desviemos del plan, les ha emplazado.
Rocca siempre está buscando lo mejor de las personas, en lugares y situaciones donde la mayoría miran (miramos) para otro lado.
Películas como ésta, aleccionadoras, didácticas, educativas, son tan necesarias para todos como divertidas resultan las aventuras de una persona fantástica que hace ver a otras que siempre, cada uno en el pequeño nicho de su vida, podemos ser mejores.
Lo mejor: es didáctica y educativa.
Lo peor: nada que arruine la excelente moraleja.
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