Una joven adicta, da a luz en medio de una de sus crisis. Incapaz de ocuparse del bebé, lo vende a una matrona dedicada al comercio infantil. Arrepentida, tratará de recuperarlo descubriendo una realidad sobrecogedora.
Han tenido que pasar casi 30 años para volver a recuperar la figura de Juanma Bajo Ulloa como uno de los directores más significativos del séptimo arte español. En la estantería de los 80 destacaba la singularidad de Mario Camus con ‘Los santos inocentes’, el ‘Tasio’ de Montxo Armendáriz y ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’ consolidando a Almodóvar. Los 90 dieron paso a una nueva generación de cineastas ávidos por crear nuevas historias como las de Gracia Querejeta, Julio Medem, Isabel Coixet, o el incipiente Amenábar. Había unos cuantos más, por supuesto. Y Bajo Ulloa brilló con máxima intensidad en sus trabajos ‘Alas de mariposa’ y ‘La madre muerta’. Ahora, tanto tiempo después, es muy grato reencontrarse con la misma tendencia artística iniciada por el autor, tras todos estos años de distanciamiento.
‘Baby’ es otro cuento de terror. Otoñal y tardío, pero inquietante. De naturaleza, depredadora; tanto así, separada, como sin la coma, da igual. Como reza su cartel, una historia “del temor al amor”. Bajo Ulloa compone una partitura en imágenes basada en los caracteres de los cuentos clásicos con un aporte siniestro y a la vez de modernidad.
La fragilidad de un bebé superviviente, nacido en la soledad de una madre drogadicta, es más que suficiente como para mantener al espectador en vilo durante toda la película. Además incorpora elementos propios de las fábulas como el bosque encantado, los animales que lo habitan, las fieras y alimañas, la casa tenebrosa, las brujas que custodian al bebé… con un barroquismo actualizado a nuestros días.
Además, ‘Baby’ es una historia sin palabras, sin diálogo alguno. Solo se escucha en el pensamiento lo que el público entiende de las interpretaciones, las miradas y los gestos de sus personajes. El poder de un ademán, de una mueca, el grito de dolor y del miedo, son más que suficientes como para confeccionar una trama muda. Rosie Day, Harriet Sansom Harris, Natalia Tena y Mafalda Carbonell, son las cuatro estupendas actrices principales (alguna más secundaria), que conforman un elenco exclusivamente femenino dentro de este peculiar universo. La música de Bingen Mendizábal y Koldo Uriarte está tratada como un personaje más, despertando emociones, sobre todo de suspense y de tensión.
En este resurgir de Juanma Bajo Ulloa el nivel de detalle, la fotografía con sus particulares juegos de cámara y planos esconden una simbología ciertamente mágica. No hay que olvidar que estamos ante un cuento un tanto onírico en una época pseudo-actual, donde la manzana de Blancanieves se cambia por un jugoso cestillo de fresas rojas como la sangre.
‘Baby’ recuerda y provoca sensaciones como las que en su momento surtieron de títulos como ‘Los otros’, e incluso de ‘El laberinto del fauno’, que ya es decir. A la vez tierna y repugnante como una araña culona merodeando por un chupete de plata. Todo un cuento.
Lo mejor: descubrir a su director en plena forma, con unas caracterizaciones excelentes, y sin mediar ni una palabra de por medio.
Lo peor: que no sea atendida como un cuento perverso y oscuro.