El destino del mundo vuelve a estar en juego y solo Wonder Woman puede salvarlo. En este nuevo capítulo encontramos a Diana Prince viviendo tranquilamente entre los mortales en la vibrante y estilosa década de los 80, una era de excesos obsesionada en tenerlo todo. Aunque ha recuperado todos sus poderes, mantiene un perfil bajo ocupada en conservar y clasificar artefactos antiguos. Solo realiza actos súper heroicos de incógnito. Pero ahora, Diana tendrá que volver al primer plano y hacer acopio de toda su sabiduría, fuerza y coraje para salvar a la humanidad de un mundo que ella misma ha creado.
He de admitir que he acudido a la sala, una grande y muy cómoda con sonido envolvente y sin luces de ambiente que pudieran distraer en modo alguno, como si regresara a mi infancia. Deslumbrado por todo cuanto veía, parecía haber olvidado la ausencia inverosímil del público al cine. Todo era luz y color -entre rigurosas medidas de seguridad sanitarias-, caras amables y nerviosamente inquietas por disfrutar de la única película claramente orientada al súper entretenimiento del año.
La otra, también deseada, se estrenó en verano, con más arte que ensayo, y también de la mano de la misma compañía, y del ingenio de Christopher Nolan. Y claro, sin menospreciar en absoluto el resto de estrenos durante la pandemia, eran las únicas oportunidades destacables en este 2020 que ahora acaba felizmente (más como deseo navideño que con sarna). Las grandes ausencias provocadas por la estampida de las mayores productoras, ha suscitado en esta ocasión cierto revoloteo de maripositas en el estómago (por hablar en sentido poético y hasta romántico), que no me sonroja confesar. Algo que, si las pequeñas distribuidoras saben aprovechar y si se anima la gente a acudir a las salas, podrá mitigar en alguna medida la crisis cultural que se está llevando por delante a unas cuantas empresas.
‘Wonder Woman 1984’ ó WW84 -en alusión a las siglas, por si nadie se ha dado cuenta, de una posible guerra mundial en dicho año), es la segunda entrega en solitario de la amazona superheroína e inmortal del sello DC para Warner Bros. Patty Jenkins (‘Wonder Woman’, ‘Monster’), vuelve a tomar las riendas de esta nueva historia de aventuras basadas en su propio guion junto a Geoff Johns (‘Aquaman’, ‘Green Lantern Corps’) -uno de los actuales responsables del universo cinematográfico de DC-, y Dave Callaham (‘Zombieland: Mata y remata’, ‘Godzilla’).
Zack Snyder -tras esforzarse en presentar al público el “cut director” de su ‘Liga de la Justicia’ por episodios-, produce la cinta junto a su esposa Deborah, la propia Jenkins y Gal Gadot, la indiscutible protagonista.
El resultado es un épico cómic audiovisual, que nos lleva a lo largo de su metraje por una montaña rusa, subiendo a lo más alto para dejarte caer a través de un argumento similar a los dientes de una sierra o al traqueteo continuo de un largo camino de baches.
Tiene una introducción espectacular aunque traída un poco por los pelos. Con cierto aire a los inicios de las otras entregas del más famoso arqueólogo del cine, pero mucho más elaborada y hercúlea, como si superara doce pruebas infinitas.
Gal Gadot luce espléndida, hermosa y empoderada, sin perder un ápice de estilo. Chris Pine vuelve a ser la pareja ideal de la súper en unos años 80 mucho más parecidos a esa década, sobre todo por lo caótico de su sentido consumista.
La otra pareja que no sale tan bien parada es la de los antagonistas. Y el caso es que facturan bien la producción. Pero Pedro Pascal y Kristen Wiig parecen esperpentos de villanos sin terminar de verse cómodos y con soltura en el papel que les toca.
Hans Zimmer -quien había prometido mantenerse distante del mundo de los superhéroes-, construye una banda sonora más cercana al sonido John Williams que al suyo propio. Aquí mantiene la emblemática melodía de acción del anterior Rupert Gregson-Williams, como en su día hizo con ‘Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra’. El resultado es muy agradable de percibir durante toda la película.
‘Wonder Woman 1984’ es Gal Gadot. Le impregna una vez más el carisma que el personaje necesita, y el público lo agradece cogiéndole gran cariño. Luce muy bien el traje a su justa medida. Es atrevida, comedida y apasionadamente humana a pesar de ser inmortal. Y como asesora estilista en medio de los ochenta tiene su puntito (esos modelitos a lo George Michael no tienen precio, con riñonera incluida). Se echa de menos alguna referencia a sus compañeros de la Liga pero está más que justificado, pues no hay que olvidar que se trata de una precuela.
Patty Jenkins logra despertar el interés generalizado por la que posiblemente sea la película más esperada del año. Las otras han volado. Y no sé muy bien si es por las ganas ante esta única expectativa por lo que se haya revalorizado con independencia de su verdadera aportación. No es lo mejor del DCEU, pero tampoco está en los últimos puestos. A fin de cuentas, un látigo, muchas aventuras y una heroína, aunque súper, con una pandemia por medio y carrera en solitario, si no es un éxito de público en este año ¿qué podemos esperar…?
Lo mejor: el carácter que regala Gadot a Diana Prince, el inicio, y esa década tan absurda como desbordada que desde hace un tiempo insistimos en resucitar.
Lo peor: se escapan y surgen algunas lagunas y ciertas absurdeces, pero a fin de cuentas es más una película de acción que de autor.