Las leyendas chocan cuando estos míticos adversarios se dan cita en un titánico combate, mientras el destino del mundo pende de un hilo. Kong y sus protectores se embarcan en una peligrosa misión para encontrar su verdadero hogar, y van acompañados de Jia, una joven huérfana con la que ha creado un vínculo muy especial. Pero de repente se cruzan con un Godzilla enfurecido, que va dejando a su paso una estela de destrucción en todo el mundo. El épico choque entre los dos titanes, instigado por fuerzas invisibles, solo es el comienzo del misterio que se esconde en las profundidades de la Tierra.
Desde que se creara el “MonsterVerse”, esa franquicia que recupera y unifica la espectacular y gigantesca fauna de los universos cinematográficos de la americana Warner y la japonesa Tōhō, se estrena por fin la nueva película de la serie. Esta cuarta entrega continúa con el promedio de dos años por capítulo desde que se iniciaran en el 2014. Y todas ellas con el mérito de permanecer entroncadas entre sí. Oriente contra occidente, en la misión salvar el mundo.
Godzilla y King Kong, personajes antihéroes de la cultura popular cinematográfica de ambos extremos terráqueos, por extensión al resto de almas cinéfilas, han logrado resurgir.
El primero, el lagarto radiactivo, desde mediados de los 50 del siglo pasado, que se dice pronto, naciendo del mismo estudio con el que vio la luz ‘Los siete samuráis’ de Kurosawa. El primate colosal, en la década de los 30 por la legendaria RKO, pasando por la Universal, e incluso haciendo parada y fonda en los estudios Tōhō junto a sus otros bestiarios habituales, antes de recalar en Warner.
El éxito del ‘Pacific Rim’ de Guillermo del Toro, batallas espectaculares entre “mechas” y “kaijus”, mezclado con el desarrollo narrativo de los superhéroes de Marvel, afianzó a la compañía para reflotar a tan singulares personajes en un universo conjunto a mayor gloria de los mayores mercados cinematográficos.
La cronología de estos animales fantásticos y dónde encontrarlos se reinicia con ‘Godzilla’ de Gareth Edwards en 2014. Le siguen ‘Kong: La Isla Calavera’ en 2017 de Jordan Vogt-Roberts, y en 2019 ‘Godzilla: El rey de los monstruos’ de Michael Dougherty.
Este nuevo título, ‘Godzilla vs. Kong’ dirigido por Adam Wingard (‘The Guest’, ‘Tú eres el siguiente’), viene a ser la espectacular traca final -siempre que el estudio no manifieste lo contrario-. Tanto en el argumento como en el guion colaboran anteriores partícipes (Michael Dougherty, Zach Shields, Max Borenstein), junto con nuevos creativos (Eric Pearson, Terry Rossio), ofreciendo una mayor dinamicidad y una mejor dosificación del festival audiovisual. En el caso de los actores sucede algo parecido.
‘Godzilla vs. Kong’ es el combate de todos los tiempos, destronando a Balboa y a Creeds. Rounds interminables, destrozando todo a su paso. Una extraña mezcla entre ‘El show de Truman’ del gorila gigantesco, o el viaje al centro de la Tierra más inesperado del visionario Verne, como si de saltos entre los agujeros de un buen emmental se tratase.
Es épica a raudales. Asaltos, combates, peleas entre alfas… una verdadera maravilla para todos los sentidos con unos efectos visuales y sonoros impecables.
‘Godzilla vs. Kong’ está llamada a que sus dos protagonistas sean nombrados patrimonio de la humanidad, o de lo poco que queda tras las anteriores incursiones y lo que resta de esta. Es una grata sorpresa por su calidad técnica. Pero es evidente que una película así, solo es infinitamente apreciable y disfrutable en una sala de cine en condiciones. Con excelente sonido envolvente y definición de imagen. Y como nos tienen acostumbrados, con medidas de seguridad higiénicas, para ver cómo los demás se extinguen, y así olvidar cualquier amenaza de Coronavirus. Al menos durante la proyección.
Lo mejor: su definición de espectáculo puro y duro.
Lo peor: que aunque sea ficción, en el fuero interno siempre duele un poco el destrozo digital que conlleva.
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