Existe la teoría de que deberíamos nacer con una pequeña cantidad de alcohol en nuestra sangre, y que una ligera embriaguez abre nuestras mentes al mundo que nos rodea, disminuyendo nuestros problemas y aumentando nuestra creatividad. Animados por esa teoría, Martin y tres de sus amigos, todos cansados profesores de secundaria, se embarcan en un experimento para mantener un nivel constante de intoxicación etílica a lo largo de su jornada laboral. Si Churchill ganó la II Guerra Mundial aturdido por el alcohol, ¿quién sabe lo que unos pocos tragos podrían hacer por ellos y sus alumnos?
Lo cierto es que la teoría del psicoterapueta noruego Finn Skårderud es mucho más compleja de lo que reflejan sus mismas consecuencias experimentadas en esta genial y magnífica película. A muchas personas les vendría bien ejercitar las técnicas de tal terapia para hacer mucho más llevaderos ciertos momentos de tedio, hastío, monotonía social o como se le quiera denominar al presente, en el que estamos inmersos.
Para quienes gusten de los inconfundibles néctares que el alcohol ofrece en sus múltiples variedades, ‘Otra ronda’ puede ser entendida como un canto a la vida. Por el contrario, para cuantos optan por una alternativa más sana y menos alienadora, tal vez represente la necesidad de acudir a dependencias externas para hacer más llevadera una situación carente de cualquier aliciente.
Sea como fuese, no pretende enfrentar a detractores y defensores del consumo irresponsable, sino llevar a cabo un maravilloso ejercicio de floración de múltiples sentimientos encontrados, ausentes, naturales -como diría Skårderud-, presentes como expectativas de vida.
El director de cine danés Thomas Vinterberg (‘La caza’, ‘Celebración’), regresa a su perspectiva más personal, y vuelve a recuperar a aquellos actores con los que se encuentra muy cómodo trabajando, para sus personajes. Junto al habitual Tobias Lindholm elaboran un guion acertado, capaz de llevarnos por su filo desde los momentos más cómicos hasta el dolor del drama doméstico más habitual. La madurez, la pasividad e indiferencia, la falta de ánimo, la monotonía, la dejadez… Profesores y alumnos nórdicos con frías relaciones divergentes que contrastan con los intereses de las fiestas con alcohol de la juventud y de cualquier edad.
Mads Mikkelsen (‘Ártico’, ‘La caza’, ‘007: Quantum of Solace’), Thomas Bo Larsen (‘Querida Wendy’, ‘Cuando un hombre vuelve a casa’), Magnus Millang (‘Kursk’, ‘La comuna’) y Lars Ranthe (‘La comuna’, ‘La caza’).
Mikkelsen está soberbio, arropado por las magníficas interpretaciones de sus compañeros de reparto, y formando una genial camarilla que nos va embriagando, y nunca mejor dicho, hacia el interior de la trama de la película. Es curioso cómo el actor, con un semblante tan peculiar, sea capaz de mostrar tantos matices tan inexpresivos como a la vez emotivos en el transcurso de la historia. Aporta una textura actoral muy particular y atractiva hacia un personaje en el sufrimiento de la vida. El semblante de la infelicidad.
“Beber es sensato”, genera confianza en uno mismo y alegría. Pero Baco también depara otras experiencias como la euforia descontrolada y hasta las lágrimas. Eso en el mejor de los casos. Es una medicina para el ánimo, aunque ya se sabe que una ingesta sin mesura suele acarrear la desgracia propia y más la ajena.
‘Otra ronda’ no es una oda a nada. Es un experimento que deja a merced del público el criterio del mensaje, y esto es lo mejor. No toma partido. Lo genera y lo experimenta. Consiste en saber generar emociones, en disfrutarlas y regularlas. Y, al igual que se consulta con el especialista cuando las cosas van mal, existen opciones que bajo prescripción funcionan, pero con el descontrol generan adicción y dependencia. Del éxito al fracaso, “asustado de estar al otro lado”. Tan sencilla como apabullantemente magnífica.
Lo mejor: su trama, sus cercanas interpretaciones y por supuesto los ejemplos que la historia no ha permitido ocultar sobre personajes que “nunca beben antes del desayuno».
Lo peor: que se entienda como una banalidad sin un trasfondo concreto como el que se propone. El problema del alcoholismo es suficientemente grave, y aquí se retrata un experimento mucho más que interesante, y que cada cual saque su conclusión.