Todos pensaban que Cassie era una joven muy prometedora… hasta el día en que un misterioso suceso hizo descarrilar su futuro. Pero nada en la vida de Cassie es lo que parece: es un portento de inteligencia, su astucia no tiene límites y vive una doble vida nocturna. De pronto, un encuentro le dará a Cassie la oportunidad de corregir lo que ocurrió en el pasado en una historia tan conmovedora como inesperada.
Esta es una historia de violencia y de abusos sexuales.
De hombres talluditos que salen de fiesta en manada a intentar perrear lo que la edad les deja. Abonados al ligue fácil y abusivo, esperando toparse con una borracha que se ponga a tiro. Hasta que la misma historia se da la vuelta, se tuerce y se retuerce en todas sus consecuencias. Entonces nada más apropiado que el clásico “It’s raining men” en la versión de DeathbyRomy, con cierto toque caricaturesco y a la vez siniestro.
Su protagonista no tiene superpoderes que la hagan especial. Pero su tenacidad y hasta casi la locura proceden de la tragedia, impartiendo justicia más allá de donde la ley puede alcanzar. En la oscuridad de las noches se disfraza de un ser obcecado en preservar el bien frente a aquellas conductas indeseables. Y para ello representa su papel con todas las consecuencias. Sin capa ni máscaras. Tal vez con exceso de maquillaje y rimel corrido por exigencias del argumento. Pero igualmente ha de superar sus propios demonios como justiciera, aunque no viva en una mansión solitaria. Sin cueva en el sótano ni flota de vehículos multiusos. Sino en una casa vieja, compartiendo mesa con mantelería recubierta de plástico, con 30 años y junto a sus padres.
Una curiosa mezcla entre Tarantino y Deadpool, con cierto toque a lo Harley Quinn de Margot Robbie. De hecho no es de extrañar, ya que ella misma produce la cinta. Una comedia negra y dramática para enjuiciar a tanto Joker suelto.
La actriz Emerald Fennell se ha ganado la admiración por el talento derrochado en la dirección de su ópera prima. Y además por su valiente guión. Una trama perversa y oscura a plena luz del día, tan divertida e inquietante como dura. Es brillante, e incluso se permite su cameo en un tutorial de maquillaje de pintalabios bastante desinhibido.
Dejando a los superhéroes aparte, Carey Mulligan (‘El gran Gatsby’, ‘Drive’, ‘An Education’), es la artífice de esta magnífica sorpresa. Y no es de extrañar pues la mayoría de sus interpretaciones son cuando menos excelentes. Aquí es tan bella como temeraria, fría y calculadora justiciera que produce hasta miedo.
“¿Adivinas cuál es la peor pesadilla de una mujer…?”
La tenacidad a la que nos lleva su protagonista es capaz de prescindir del “beneficio de la duda”. Ese derecho fundamental en el que “nadie es culpable mientras no se demuestre lo contrario” cae ante su inteligencia por el propio peso, cuando se ha sido testigo de la atrocidad, sin necesidad de verse obligada a demostrar culpabilidad alguna. Con lo que ya no hay beneficio de nada, no hay ninguna duda.
Una buena banda sonora de temas algo trillados en otras películas pero perfectamente encajados para la ocasión. Planos admirables como auténticas joyas. Fotografía estupenda. E interpretaciones apabullantes que dejan a la altura de la suela de los zapatos a muchos ellos y alguna que otra permisiva ella. Hablo de los personajes, que conste.
‘Una joven prometedora’ es un desafortunado drama romántico de una depredadora de depredadores, en el que el dolor y la tragedia del pasado todavía siguen presentes. Una lección que no se olvida, una lección inteligentemente retorcida que no se debería olvidar.
Lo mejor: dirección, interpretación, su guión… la agenda con los palotes tachados, su cinismo. No tiene desperdicio.
Lo peor: puede dejar esa sensación de que no continúe como al espectador le gustaría, pero es posible que sea la mejor opción que se pueda encontrar en esta impresionante trama.
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