Millie Kessler tiene diecisiete años y es una adolescente más que trata de sobrevivir a los sangrientos pasillos de su instituto y a la crueldad de la multitud popular. Pero cuando The Butcher, -el infame asesino de su ciudad que anda suelto- trata de asesinarla, todo cambiará para Millie y el curso al que se enfrentaba y tanto temía, pasará a ser la menor de sus preocupaciones.
En el cine del terror, no es que todo esté inventado, sino que la mayor parte de los golpes efectivos ya se han filmado. Eso deben pensar algunas mentes brillantes a la hora de producir películas de este género como si se tratase de una fábrica industrial de producir salchichas. Por poner un ejemplo, traído a colación del tópico pertubado que descuartiza cadáveres y lo distribuye alegremente en tripas de cerdo que el resto de supervivientes degustan alegremente.
Blumhouse nació con un propósito algo más brillante, y por cuyo sello desfilaron películas que sorprendieron, a propios y extraños seguidores, por su innovación argumental. En todo este tiempo, la compañía de Jason Blum ha cumplido con su propósito de sacar productos de bajo presupuesto entre los que se han colado algunas sorprendentes perlas que han brillado por salirse de los cánones. Lamentablemente la tónica habitual sigue siendo la que es.
‘Freaky’ o como se llama en nuestro país ‘Este cuerpo me sienta de muerte’, es uno de esos ejemplos raros como su propio nombre. El habitual del sello Christopher Landon (las dos entregas de ‘Feliz día de tu muerte’ y los ‘Paranormal Activity’), dirige y co-escribe junto a Michael Kennedy (proveniente de la comedia televisiva de ‘Padre de Familia’ y ‘Bordertown’), esta -al menos- alocada comedia de terror negro. Pasan por la batidora los más habituales tópicos del género, para añadir cierto toque gore, humor cínico e interpretaciones que consiguen dar la vuelta a la tortilla con cierto aire. Se ríen de los habituales “gays y negros son los primeros que caen”, pero sobre todo aprovechan la rotura de roles o encasillamientos de ciertos actores para presentarlos de un modo peculiarmente distinto.
Vince Vaughn (‘De boda en boda’, ‘Sr. y sra. Smith’, ‘Cuestión de pelotas’), habitual de la comedia, aprovecha aquí su corpulencia y ambigüedad interpretativa para lidiar con las facetas que le corresponden. El Carnicero de Blissfield hace mención a su nombre no por el arte de cortar los alimentos, sino por la saña que emplea para asesinar aleatoriamente a quien le sale al paso. Pero por otro lado también aprovecha su vis cómica para interpretar la dulzura de una joven que no encuentra su lugar en la vida de adolescente. Como el papel que lleva a cabo Kathryn Newton (‘El mapa de las pequeñas cosas perfectas’, ‘El regreso de Ben’, ‘Tres anuncios en las afueras’), a la que le pasa algo similar pero a la inversa. Un juego de caracteres bastante interesante y muy divertido.
Por lo demás, lo tiene todo. Jóvenes contando terroríficas historias sobre leyendas urbanas bajo las estrellas. Una mansión misteriosa a la que no le puede faltar el habitual sótano. Una daga mágica, y una maldición. Y que no falte la careta del villano ni la motosierra. Adolescentes en plena efervescencia en el baile del instituto, repleto de alumnos y profesores despreciables.
‘Este cuerpo me sienta de muerte’ consigue romper algunos cánones, explorando nuevas fórmulas al mezclar la venganza sangrienta con la sensiblería divertida. Es “un lobo con piel de cordera” disfrutable y bastante entretenida. Lástima que no aspire a algo más.
Lo mejor: el doble juego interpretativo de sus protagonistas, y lo salvaje que es.
Lo peor: que se quede ahí, en esa zona cómoda entre lo confortable y hacer mínima caja, sin aportar alguna nota más peculiar que aproveche ese tirón para salir de la mediocridad.